La esperanza de vida de un sociedad depende de su tasa de mortalidad, o sea, cuanto menos se muera más se vive. Una obviedad. Otra obviedad es que en morir menos que antes (y tener mayor esperanza de vida) influyen muchas cosas, pero sobre todo las vacunas. No seré yo quien cierre la trampa diciendo que estar contra las vacunas es estar a favor de morir antes, pues esa trampa se cierra sola, sin mi ayuda. Ponderando el peso de las vacunas en la reducción de la mortalidad por tramos de edad podríamos saber el % de posibilidades que una persona concreta contraria a las vacunas tendría de estar viva si no existieran. Aplicando esto mismo a los asistentes a una convocatoria anti-vacunas veríamos cómo se abren huecos y se despuebla de manifestantes que no existirían. Es verdad que hay gente que preferiría no existir, pero son pocos, y en todo caso para eso ni hay vacuna ni falta que hace.