El coronavirus nos ha vuelto muy familiares o no se explica que sólo Salvador Illa sepa el significado de la palabra ´allegado´. ¿O es que aquí todo el mundo está casado o registrado? ¿Ya nadie tiene un amigo o amiga de la familia que ha quedado solo y con el que pasa la Nochebuena? ¿Y ese novio de la pequeña o del pequeño o esa novia del pequeño o de la pequeña que no vuelven a casa por Navidad? La familia la entendemos bien, aunque no nos entendamos con ella, porque como católicos somos familistas, pero los allegados también existen.

Veámoslo en la familia real. El ejemplo es adecuado: siempre se nos ha dicho que es una familia ejemplar. Sin ser nuestra familia, está ahí, generación tras generación, como grupo consanguíneo de referencia que se estudia en los colegios. Ahora vamos en la lección de que el cabeza de familia es institución para heredar la Jefatura del Estado, pero es persona para defraudar a la Hacienda del Estado. La monarquía es hereditaria y la felonía, no. Así lo dicen los monárquicos, aunque la Historia haga dudar.

Pero a lo que íbamos, familiar y allegado: aunque quisiera estar en el palacio familiar, Juan Carlos fue acogido por sus allegados árabes unidos. Otrosí: Sofía es familia y Corinna es allegada. En seguida nos ponemos del lado de la familia, pero en la piel de Corinna al recibir 64,8 millones de euros para ella y su hijo el allegamiento hace el cariño, o al revés. Lo ha dicho ella.

El allegamiento puede producir admiración o la admiración allegamiento. Por ese sentimiento, el empresario mexicano Allen Sangines-Krauze le dio 270.000 euros a Juan Carlos I para que atendiera los gastos de Magali, una yegua de competición, que monta Victoria Federica, hija de la infanta Elena. Familia y allegamiento no son adversativas. El allegamiento hoy te beneficia a mí y mañana me beneficia a ti y a nuestras familias. Adáptelo a su escala -más barata y menos intensa que la borbónica- y reconocerá a sus allegados. Siente un allegado a su mesa familiar o siente un familiar a su mesa de allegados.