A qué huelen las nubes? ¿A qué sabe el papel de fresa? ¿Qué llevará el relleno de una silla de Ikea? Grandes misterios de Iker, dignos de intrigas eternas, de esas que hielan el corazón en estos tiempos de espera: ¿Estropean los billetes de 500 la velocidad punta del AVE a La Meca? «Buena pregunta», comenta el que los cuenta, al tiempo que le hierven los dedos entre dunas de arena. Mientras escribo estas líneas un elefante se balancea; allí en el paraíso de Botswana, donde nadie les tirotea. A estas alturas del párrafo todo el mundo sabe del pie que cojea. Con muletas nos veremos, más no todas serán la panacea.

«¡Hombre, hombre, hombre!»; «¡Bueno, bueno, bueno!», palabras de jubilado con las manos cerradas en puño trasero apoyado sobre la cadera. Su mirada al infinito de una obra cualquiera. Lo mismo da que sea un adosado, que un arreglo de carretera. Al fin y al cabo es lo mejor que se puede comentar mientras arde la cera; que mejor decir esto que un improperio cualquiera. Con la Jefatura -del Estado- hemos topado, que es sinónimo de ´cosa vieja´. Estos días de cierre perimetral son toda una odisea. Ni moto, ni bares, ni paseos largos, ni los bigotes de un langostino se bambalean; pero siempre será mejor que este ´folletín´ de serie B te pille con la cartera llena. Pongo los telediarios, leo las cabeceras, y el bucle empieza a pasar del virus SARS-CoV-2 a la Corona -Virus- de Zarzuela.

Todos le miran, pero el ´emérito´ no se menea. Sus cuartos ahora sí, que Hacienda somos todos, pero sólo a unos pocos nos traquetean. A mi no me extraña nada, pero lamento haberme chupado cuarenta años de ´prime time navideño´ llenos de palabras huecas, que eran las de Juan Carlos pidiendo la ejemplaridad que ni en la Arabia de Feisal había quien se la creyera. En honor a la verdad tampoco estaba sufriendo yo los rigores de Pernambuco con la barriga tiesa, que mientras ´El Rey´ hablaba, en mi casa nos poníamos finos de bocas de mar llegadas de la zona oeste de la Alaska campera. Y no creáis que la casa de mi abuela era de las de la punta adelante de la acera, que en las de más arriba eran cigalas lo que trajinaban sobre la mesa.

Critican al Rey, critican la monarquía, a los fachas, a Lenin y hasta a la Comisión Europea. Se meten con la democracia y no nos dejan ni hablar de este ´heteropatriarcado´ que no es la panacea. En fin, aticemos a todo lo que se mueva. No les falta razón a muchos, aunque el que quiera cambiar el mundo que empiece por su cochera. Ahora hasta nos quieren fusilar y aunque balas no les falten, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, que sabemos lo que hacían en la dos Españas, aunque unos tuvieron más tiempo que otros para apuntar sus dianas sobre las casas de miseria, hogares de letrados y hasta de segadores de enmienda, por eso duele más que el ´campechano´ Borbón sea el que haga el agua fresca y arrase con los caudales que antes llenos estaban de criterios y opinión certera.

En fin, yo paso palabra, que fatigas he pasado como cualquiera. Hace tiempo que renuncié a las ideologías porque aquí el que no corre vuela. Sólo creo en mi olfato y en el sentido común, que espero no me lo anule la vacuna de Pfizzer a la que tanto se espera. No se puede creer en nada, salvo en la filosofía de Platón que, aún callando y un par de milenios y pico después, nos sigue alumbrando en duermevela. Occidente se apaga; veremos que pasa en primavera. Los partidos mandan, los líderes -que no hay- son un mojón en lo alto de una cresta. Y hoy me pregunto: ¿Qué ocurriría si nos diera por pensar un día de estos con la fresca? A lo mejor nos dejábamos de discursos de orquesta. Quizás esto nos llevara a hacer algo más allá de la taberna. No creo que ocurra, porque esto es España y aquí el que manda trinca y sueña. Como no tengas un tío, allegado o CEO, a ver quién te cuela en el consejo de ´En€.sa´.

Vamos que nos vamos, que se acerca la Pascua eterna ¡Navidad, Navidad!; que no nos falte la fiesta. Aunque sea de siete en siete, la liaremos buena. No os despistéis que luego viene la cuesta; la cuesta y la curva, que no estamos para doblar turnos de Urgencias.

Os digo una cosa y con esto me despido hasta después de Nochevieja. Es una letrilla que me ronda estos días por la cabeza:

«Con dinero y sin dinero

yo hago siempre lo quiero

y mi palabra es la ley€»

«No tengo trono ni reina,

Ni nadie que me comprenda,

Pero sigo siendo El Rey».

Pues eso. A mandar!