Tras el día anual de la devoción por la suerte - muy repartida en Andalucía por medio de píldoras económicas reunidas sin blíster y con algunos acicates en Málaga- entramos en una víspera de Noche Buena donde el recuerdo de las navidades pasadas lo inunda todo. Hoy más que nunca, la reiterada sentencia: «No me ha tocado la lotería pero lo más importante es la salud» se ciñe como una oración reveladora de evocación a los que iniciaron su marcha en este tiempo de silencio, el cual nos rememora a la mítica novela de Luis Martín-Santos desarrollada en una España aislada, sin apenas recursos, donde sus habitantes engañaban al hambre con una imaginación prodigiosa y en la que los malos tiempos se proyectaban en todas las direcciones, incluyendo el lugar reservado a la investigación científica. El autor denunciaba el atraso cultural y por ende científico en este país que tras estos agotadores y siniestros meses tiene muchas analogías a aquella sociedad de finales de los años cuarenta del pasado siglo.

Tras la conjunción planetaria del pasado lunes entre Júpiter y Saturno, la excepcionalidad de este prodigio se suma a la singularidad de esta época tan anómala e insólita. Esta alineación que algunos han querido observar con miradas milenaristas, según la comunidad de investigadores, es solo un efecto de perspectiva ya que la Tierra, Júpiter y Saturno estuvieron prácticamente en línea aunque se hallen separados por enormes distancias; no siendo un caso casual, todos los planetas del Sistema Solar recorren una órbita alrededor del Sol, más o menos, en el mismo plano lo que no debilita en ningún caso su espectacularidad por sí mismo. No, no siendo la Estrella de Belén, esta posición interastral nos otorga un estímulo anímico para poder visualizar unas navidades futuras en Málaga y alcanzar algo de sosiego tan denostado en este año. Feliz Navidad para todos.