Vivimos tiempos muy revueltos. Con crisis por todos los costados. Este año 2020 ha sido un poco complicado. Percibíamos un horizonte muy negro. Con una sensación generalizada de hundimiento. Pero, ahora, comienza un año nuevo. Va a ser diferente. Para ello, necesitamos desarrollar la capacidad de salir fortalecidos de estas circunstancias. Ser más resilientes. Debemos tener en cuenta que no somos débiles ni víctimas de las circunstancias. Somos libres y responsables de nuestras vidas. Ahora bien, los grandes cambios vienen acompañados de una fuerte sacudida. Por eso, tenemos que aprovechar esta crisis, para ver que hay otra manera de hacer las cosas. Esta pandemia nos está dando una oportunidad para reinventarnos. De hecho, el espíritu emprendedor sale de la necesidad. Tenemos que enfocarnos en lo que queremos, no en evitar lo que no queremos. El temor es nuestro único adversario. Temor a la privación, fracaso, pérdida, crítica... Roban el poder y atraes aquello a lo que temes. Y darnos cuenta que el pasado es un guion que ya no se puede reescribir. Y que el futuro es un artificio de la mente, que nos impide dormir como es debido. Sin embargo, hoy estamos vivos. Y aquí es donde tenemos que gastar nuestras energías. E incentivar la creatividad. Aprender a escuchar el corazón. Amar a cada una de las personas con las que entramos en contacto. Y esto es por egoísmo propio, porque el amor regenera y el odio destruye, al mismo que lo fomenta. Cuidar lo que nos hace felices. En definitiva, tratar de convertir el presente en una música silenciosa, que va puntuando, con notas de serenidad y de luz, la atmósfera de nuestro mundo. Señoras, señores, no es el fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo. Tendríamos que ser como un faro que derramara una luz brillante sobre los demás, contando siempre con el alma de los hombres y mujeres. Tratar de enriquecer el mundo, siendo un ejemplo a seguir. Somos seres humanos, en este planeta Tierra, que nos necesitamos unos a otros. Por tanto, no pensar en hacer a otro lo que no nos gustaría que ese otro pensara en hacernos, sería una buena creencia. Por eso, mis queridas y queridos lectores, les deseo un extraordinario año 2021, cargado de motivación, entusiasmo flexibilidad, empatía, optimismo, sentido del humor... y, ¡por supuesto!, con mucha picardía... ¡¡¡buafff!!!!, ya me entienden... Hasta el año que viene.