Opinión | Billete de vuelta

Francisco García

Bendita hemeroteca

Cuando subió el precio de la factura eléctrica en tiempos del mandato de Rajoy, tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias clamaron contra el incremento de la factura, de la que hicieron cómplice al Gobierno

Es del gusto del poder -no solo político o económico, también de cualquier organización gremial cuando no le va a sus fines- matar al mensajero. En un párrafo de la 'Antígona' de Sófocles se relata que «nadie ama al mensajero que trae malas noticias», de manera que los gobernantes, pese a no leer a los clásicos, responden a las críticas dejando al heraldo sin cabeza. O como en el salvaje Oeste, disparan sobre el pianista. Ocurre que, a día de hoy, más que segar la hierba bajo los pies del transmisor del mensaje conviene a los poderosos prenderle fuego a las hemerotecas, que son el reservorio en el que cada cual queda retratado. Viene esta disquisición a cuento de que hace unos años, cuando subió el precio de la factura eléctrica en tiempos del mandato de Rajoy, tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias clamaron contra el incremento de la factura, de la que hicieron cómplice al Gobierno. Uno y otro denunciaron, como consta en los recortes de prensa, que con una subida del 11 por ciento en la papeleta de la luz en enero de 2014 el Ejecutivo, «cómplice de las eléctricas», toleraba «otro golpe a las familias» y era partícipe de «la pobreza energética» de muchos ciudadanos. Siete años después, la subida de las tarifas en enero, en medio de una ola de frío irreconocible, se sitúa, según la organización de defensa del consumidor Facua, en un 21 por ciento. Y no se ha escuchado al presidente, al vicepresidente o a algún ministro del gabinete 'Sáncheztein' una sola queja. Con la que está cayendo sobre muchas familias en paro, en ERTE o ERE, solo faltaba que te corten el radiador por impagos en una semana de temperaturas muy por debajo de cero. Maldita hemeroteca, dirán los que mandan, al quedar al descubierto sus vergüenzas. Del lado del mensajero diremos, sin embargo, ¡bendita hemeroteca!