Opinión | Marcaje en corto

Una cuesta de enero sin IVA ni confinamiento

Si tuviésemos la misma prestancia para acudir a los cribados masivos (la mitad de los convocados opta por quedarse en casa) o a vacunarnos (hasta personal sanitario se ha negado a la primera dosis), otra cepa nos cantaría

Ayer fue domingo de Supercopa de fútbol, víspera de sorteo copero de baloncesto. Y anteayer fue víspera de restricciones perimetrales, convertida en una especie de inesperado Black Saturday. Porque aquí somos así y nos sobran los motivos. Haya o no pandemia.

Que nos anuncian en viernes el cierre de las provincias de cara al domingo, pues allá que vamos como si no hubiese mañana a reservar el apartamento en la costa o a comprar los muebles de la enésima reforma confinada en el macrocentro comercial de la provincia vecina. Venga, que no nos cobran el IVA, que mañana quién sabe si nos dejarán cruzar el límite. El de la tarjeta, no. El otro, el fronterizo.

Somos muy de cuesta de enero, por la tradición tan española de hacer colas en rebajas. ¿No recuerdan aquella portada en la que salía la misma persona en instantáneas de dos años distintos, dispuesta a arrasar las gangas del primer día? Pues a eso me refiero. A cruzar el límite el primero. No vaya a ser que no haya mañana.

Si tuviésemos la misma prestancia para acudir a los cribados masivos (la mitad de los convocados opta por quedarse en casa) o a vacunarnos (hasta personal sanitario se ha negado a la primera dosis), otra cepa nos cantaría.

Pero yo a lo que vengo a hablar es de ba-lon-ces-to. Que al filo del mediodía en el WiZink Center tenemos sorteo para el Unicaja, con Barcelona, Baskonia, Tenerife y Real Madrid como posibles rivales para los nuestros en los cuartos de final de la próxima edición de la Copa del Rey. En la de fútbol, ya saben ustedes que el Málaga plantó cara pero no pudo ayer con el Granada (ahora a centrarse en la Liga, como eterno tópico cuando te eliminan).

Permítanme decirles, pese a que la cosa no está para bromas, que el conjunto cajista sí que es muy de cuesta de enero. Ahí lo tienen, sumido en una crisis profunda que ha puesto precio sin IVA a la cabeza de su técnico. Yo era uno de esos que tenía confianza ciega en Luis Casimiro y no lo veo?

Chiste fácil, sí. Pero maldita la gracia. Si la masa social malaguista despertó hace tiempo de aquel buen sueño de tocar las estrellas con el dedo, ahora la cajista despierta día sí, día no, con la misma pesadilla de ver desmoronarse su enésimo proyecto con vocación de recuperar éxitos perdidos.

Las lesiones han condicionado mucho la pizarra del entrenador manchego. La ausencia de público en el Carpena pesa mucho en esta atípica temporada. Y la hucha da para lo que da. Al César lo que es del César. Pero también pesa mucho ese repetitivo discurso de quien parece haber acabado ciclo con una camiseta. Condiciona igualmente mucho esa falta de emoción que transmite a estas alturas la relación Casimiro-Unicaja.

Puestos a elegir, y no soy ni mucho menos de esos que desee lo peor para su equipo (bajo ningún condicionamiento), observo a mucho abonado deseoso de que hoy en el sorteo nos toque, por ejemplo, el Tenerife. Que lleguemos a la cita copera sin rumbo ni norte. Que hagamos otro ridículo sideral, como en citas que todos mantenemos en el recuerdo colectivo, y que encaremos la recta final de la temporada con un borrón y cuenta nueva. Para poner en marcha nuevos cimientos para la próxima.

Esta pandemia trae casi a diario la misma dualidad. En toda tertulia que se precie, digamos telemática (porque las reuniones de más de cuatro personas, ya no pueden ser, sale a relucir el perpetuo debate entre crisis sanitaria y crisis económica. Pues este Unicaja, que tantas alegrías nos ha dado, que tantas campañas nos ha regalado noches del mejor baloncesto europeo en nuestra ciudad, se debate igualmente entre dos aguas.

A Casimiro no lo veo. Hoy no admite discusión el fin de ciclo. Pero que la crisis en la dirección no oculte la de la chequera. La entidad verde dista de aquella que salía a los mercados con la cartera más llena que vacía.