Opinión | Tribuna

José María Romero

El oscuro nacimiento del rascacielos

Trabajo de alumnos de Arquitectura de la Universidad de Granada.

Trabajo de alumnos de Arquitectura de la Universidad de Granada.

El rascacielos es la primera aportación genuina americana a la modernidad de la arquitectura. Las razones de su creación en el Chicago de finales del siglo XIX están descritas en la Historia de la arquitectura de Spiro Kostof (1936-1991), reconocido profesor de la Universidad de California en Berkeley.

En este relato lúcido de la arquitectura a través de la historia se cuenta en particular que los rascacielos son el resultado directo del «jactancioso individualismo del periodo de postguerra [civil americana], la época de los ‘bandidos potentados’, los robos de tierras y la urbanización sin reglas». Los promotores de los rascacielos, ‘bandidos potentados’ hechos a sí mismos -una aristocracia de dinero que pretendía emular en Chicago el prestigio cultural de Europa-, se veían a sí mismos como patricios mundanos. Y se dejaban adular por políticos desaprensivos y gentes sin escrúpulos que buscaban por codicia su dinero. Pero lo que hacían realmente estos promotores potentados era ostentar poder y presumir, y sobre todo especular con el altísimo valor del suelo que se reproducía una y otra vez en el denominado loop de Chicago (el centro).

Muy pocas veces es justificable un rascacielos. Es habitual su nacimiento en la oscuridad dominada por el engaño y la urbanización sin reglas. Su origen no ha dejado de ensuciar desde entonces los cimientos de cualquier rascacielos. No debería sorprender, en este sentido, que muchos de los rascacielos pioneros considerados obras maestras fuesen demolidos para elevar sobre sus cimientos otros rascacielos, sin calidad arquitectónica, con muchas más plantas que vender. 

La construcción de edificios en altura -no cabe duda-, ha supuesto importantes retos tecnológicos en los capítulos de cimentaciones, estructuras e instalaciones, que han aportado avances técnicos relevantes. Sin embargo -tampoco hay duda-, la resolución de estos problemas técnicos, que la misma construcción de rascacielos ha creado, ha sido por la persistente avaricia y presuntuosidad de aquellos que ponían el capital.

Pero no todos sus problemas técnicos están resueltos a día de hoy. Sin tener que profundizar en los gravísimos riesgos de los incendios en estas macroconstrucciones, la pandemia de la Covid-19 ha sacado a la actualidad el problema del síndrome del «edificio enfermo». Éste va a dar que hablar, y se produce por afectar gravemente a los usuarios de los rascacielos por las vibraciones de sus imponentes estructuras, los efectos de sus revestimientos sintéticos y también por la falta de ventilación natural, porque muchos de ellos se han diseñado como edificios herméticos sin contacto directo con el aire del entorno para ahorrar energía.

Nada parece que haya cambiado desde hace un siglo y medio. Al menos respecto de la intención de construir el rascacielos en el puerto de Málaga. Unas empresas ‘potentadas’, con complicidad política, quieren ocupar para un negocio privado el espacio público del puerto que pertenece a toda la ciudadanía, después de retorcer una y otra vez las normas del urbanismo de la ciudad. Y ni siquiera lo van a hacer por presuntuosidad, porque saben a ciencia cierta que su obra va a perjudicar de manera indeleble el paisaje de la bahía de Málaga. En nuestra ciudad se hace exclusivamente por codicia.

La actualidad de la arquitectura debe pasar por la mitigación y la adaptación al cambio climático, y en todo caso, atendiendo como mínimo al Nuevo Pacto Verde de la Unión Europea. Por tanto, en el puerto de nuestra ciudad y en nuestro tiempo, citar la modernidad al hablar de un rascacielos en un mundo afectado por múltiples crisis es una ironía perversa y antigua

Un ejemplo de contemporaneidad sería olvidar las viejas ideas de modernidad, y apartar a los ‘potentados’ de siempre. Viviendo en Málaga, añoramos Málaga.

José María Romero es Dr. Arquitecto, Profesor de Proyectos de la Universidad de Granada