Opinión | Málaga de un vistazo

Cambiando de tema

De izquierda a derecha, El Rubius y Vegetta777, dos de los 'youtubers' españoles más populares.

De izquierda a derecha, El Rubius y Vegetta777, dos de los 'youtubers' españoles más populares.

Con la cantidad de empresas, empresarios, futbolistas, artistas, en definitiva, con tanta gente y corporaciones adineradas que llevan años buscando y encontrado diferentes fórmulas para evadir impuestos, esconder ganancias o patrimonio sin ni siquiera mudarse de casa y sin quitarse la bandera española de la muñeca ni la palabra patria tan grandilocuentes en sus bocas, me parece que criticar a unos pocos youtubers que trasladan su pueril residencia a Andorra con el mismo fin resulta poco menos que ingenuo.

Es cierto que no es momento para que nadie maldiga los impuestos que se le cobran, y que puede ser sin duda moralmente discutible que en la situación actual, con tantas personas dependiendo de los ingresos y ayudas del Estado, los pocos que ahora tienen mucho anuncien que quieren tener mucho más y se vayan, pero no deja de ser una decisión avariciosa, legal y totalmente transparente. No engañan a nadie.

Tal y como está el panorama poner el foco en estos cuatro gatos andorranos que ronronean sus millones por las redes mientras tigres y leones nos desgarran a zarpazos todo el erario público sin contemplaciones se hace un tanto chocante. Porque esto siempre pasa de puntillas por las noticias. No hay escarnio público generalizado, ni ensañamiento, es el mercado amigo, te dicen y te guiñan luego su ojo suizo.

Puede que la marcha de Elrubius haya coincidido con un momento en que la gente quería ya cambiar de tema y de ahí el escándalo. Al fin y al cabo se cumple un año del primer caso de Covid-19 detectado en España, un año el que el virus lo ha contaminado todo y no se ha hablado de otra cosa. Pero no sé, ya puestos a abrir un debate de este calibre hagámoslo bien: el problema no lo tenemos con los que se van, sino con los que se quedan aquí y con todo.