Opinión | TRIBUNA

Y la placa para Cánovas ¿dónde?

Ha salido a la luz un proyecto municipal que promete y que puede tener largo recorrido. Me refiero a la iniciativa ‘Málaga para la historia’, de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento. Salpicar la ciudad de placas que digan dónde nacieron, vivieron, estudiaron, crearon…, murieron … grandes personajes de la historia malagueña es remarcar sus nombres para perpetuar su memoria. Señalar los lugares donde ocurrieron grandes acontecimientos en la vida local, significa dejar en ellos la huella imborrable del proceso histórico de este pueblo. Estas placas conmemorativas serán un documento visible al alcance de cualquier ciudadano, ‘el Archivo en la calle’, en línea con la app ‘ARCA’, que ayudará a conocer mejor Málaga. No es original; se ven placas conmemorativas por doquier; pero sigue un método, unifica estilo, hace pedagogía de la ciudad. Es un camino nuevo a transitar. Ya tiene dado los primeros pasos, pero no debe tener fin. «Se hace camino al andar».

Mas, ¿dónde colocamos la placa que debería decir «En esta Casa nació Cánovas del Castillo»? Porque, a estas alturas de la historia, nadie podrá poner en duda la importancia del personaje; le corresponde, para hacer justicia, no solo una placa, sino muchas: en el puerto, en el Paseo del Parque, en calle Larios… Su firma como presidente del Gobierno fue determinante para los grandes hitos que transformaron la ciudad. Pero donde debe figurar una placa es en la casa donde nació. Acaba de cumplirse el ciento noventa y tres (193) aniversario de su nacimiento, buen momento para traerlo a la memoria. Cánovas nació el 8 de febrero de 1828 en la calle Nuño Gómez número 11. Si algún lector se anima y busca la casa en dicha calle en las proximidades entre el río Guadalmedina y calle Carretería, solo verá ruinas y abandono, restos de un olvido.

En los almacenes de los Servicios Operativos municipales de El Duende se conserva una placa de piedra de mármol, durante muchos años colocada en la casa natal. Bien conservada, inventariada y custodiada por el Departamento de Patrimonio Histórico-Artístico Municipal, tiene una inscripción muy larga y excesivamente retórica, estilo de la época, que dice literalmente: «En esta casa nació el Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo, el día 8 de febrero de 1828. El Ayuntamiento de esta ciudad en su deseo de tributar homenaje de respetuosa conmemoración a tan ilustre patricio que por sus extraordinarios talentos adquirió renombre universal, enalteció al pueblo que lo cuenta en el número de los hijos predilectos…» . Y termina citando las fechas del acuerdo y del cumplimiento del homenaje. Esta placa, a la espera de que se pueda colocar en algún lugar de la nueva Casa Natal proyectada por el Ayuntamiento, la vieron durante muchos años los malagueños vecinos y paisanos que transitaban por aquella … «calleja estrecha, no recta, con una placita triangular en su comedio de casas, en su mayoría del siglo XVIII y principios del XIX, con pavimento de piedras…» según texto de Salvador González Anaya, alcalde, académico y vecino de la casa natal de Cánovas.

Sería bueno que la actual concejala de Cultura, Noelia Losada, que apunta interés y gustos acertados por el Patrimonio, visite los despachos de Urbanismo y del Instituto Municipal de la Vivienda. Pregunte por el expediente de la Casa Natal de Cánovas al concejal del ramo. Mejor aún, al propio alcalde, que tiene Málaga en la cabeza y en el corazón. En ese expediente encontrará dos carpetas : una, con el proyecto de la Casa–Museo, debido a los llorados Francisco Peñalosa y César Olano, que, como perdimos dolorosamente a ellos, también se perdió para siempre; y otra, con el proyecto del Centro de Interpretación sobre Cánovas, del estudio de arquitectos granadinos Antonio Luis García-Fresneda y Juan Manuel Zamora.

Málaga necesita ya la nueva Casa Natal de Cánovas, superados los procesos administrativos. El proyecto, dormido, «como el pájaro duerme en las ramas», parafraseando a Bécquer, invernando entre los cajones municipales, espera «la mano de nieve» que lo saque de nuevo a la luz, y como Lázaro espera que le diga, «Levántate y anda».