Opinión | Málaga de un vsitazo

A modo de despedida

Simulación a escala sobre el impacto visual real que conllevaría la construcción del rascacielos previsto en el dique de Levante

Simulación a escala sobre el impacto visual real que conllevaría la construcción del rascacielos previsto en el dique de Levante

El 22 de septiembre de 2013, este diario publicó una tribuna de opinión titulada «Rafael Moneo en La Mundial», firmada por un servidor. No lo sabía entonces, pero se trataba del inicio de una colaboración tan enriquecedora como prolongada de más de siete años de duración. Sobre dicha experiencia escribía yo en este mismo espacio unas líneas en la pieza «Breviario de un impostor», hace muy pocas semanas. En todo este lapso, he abusado de la paciencia del periódico y de los lectores al compartir elucubraciones varias acerca de arquitectura y ciudad, aunque también –con el tiempo– de las cuestiones más diversas; agradezco profundamente la benevolencia con la que tales desbarres han sido siempre recibidos, así como, es de ley, los enjundiosos debates que algunos de ellos han propiciado. También, no en menor medida, la deportividad con la que los destinatarios de las críticas desde aquí vertidas las han encajado siempre, quiero pensar que por ser conocedores del ánimo constructivo que invariablemente las ha guiado y del tono cordial en que han querido ser expresadas.

Sin embargo, al releer la columna del sábado pasado, «Truco o trato», no pude evitar la sensación de estar escribiendo siempre el mismo artículo, una y otra vez; quizás sea el momento de airear este rincón para que albergue ideas distintas, ahora que otros retos personales de índole profesional dificultan mi compromiso de la cita semanal.

Por ello, me despido con profunda gratitud hacia quienes han seguido «Málaga de un vistazo» en su edición sabatina y, cómo no, hacia toda la familia de La Opinión de Málaga y su director, por haberme acogido con tanta hospitalidad a lo largo de varios centenares de artículos; muy especialmente, hacia mi buen amigo Alfonso Vázquez, con quien he contraído una deuda difícil de saldar. Si lo tienen a bien, intentaré dejarme caer alguna vez por estas páginas, aunque ya sin la periodicidad acostumbrada.

Que tengan ustedes un sábado estupendo. Nos vemos por calle Larios.