Opinión | Cartas de los lectores

Xus D Madrid

Tocaba mantener la cabeza fría

Recuerdan la tensión provocada a finales de enero, según la previsión del ministro de Sanidad alemán en lo referente a las vacunas, serían diez semanas difíciles, con el suministro de vacunas al ralentí. La tensión política era extrema. En Alemania y algunos países nórdicos aumentaban las voces a favor de romper con la estrategia europea de compras conjuntas mientras caía la credibilidad de la Unión entre los ciudadanos. De ahí el nerviosismo en Bruselas, desairada por los retrasos de la compañía AstraZeneca, que sí estaba cumpliendo con el Reino Unido. La ciudadanía exigíamos, con razón, transparencia en los contratos firmados. Y reclamábamos explicaciones sobre por qué el ritmo de vacunación en Europa estaba siendo más lento que el de otros países, con un dramático coste en vidas, en plena tercera ola, y en crisis económica. Los errores deban depurarse, sin embargo, el problema no está en la intervención de Comisión, sin la que muchos países hubieran tenido serias dificultades para abastecerse de vacunas, sino de las reticencias de algunos socios que impidieron apoyar más decididamente esos planes.

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