Opinión | Pasando la Cadena

Se avecina luna nueva

Un cambio de ciclo lunar es lo que espera el fútbol español en mitad de la primera eliminatoria de octavos de final de Champions. El Barça y el Sevilla han sufrido en sus carnes el progresivo deterioro de nuestro fútbol en Europa, y el Madrid y el Atlético están en capilla ante lo que puede ser otra estocada hasta los gavilanes. Ni los primeros estaban tan mal hace unos días ni los segundos andan en su mejor momento, escasos de gol unos y de recursos básicos los otros.

La Liga renace precisamente por la importancia de los goles. Han bastado dos partidos sin ver puerta para que los colchoneros valoren la importancia de los sorpresivos dieciséis goles de Luis Suárez. Ante el Levante los han tenido de todos los colores, pero una vez más la pelota no quiso entrar con todo a favor. En Valencia por fantasmas y en Madrid por la necesaria décima de segundo para llegar al balón antes que el contrario, al margen de la excelente actuación del portero rival Cárdenas en su segundo partido en Primera. No obstante, el tiempo juega a favor de los de Simeone porque las rachas en fútbol vienen y van como las olas en aquella célebre habanera torrevejense. Más aún si la mala no les dura hasta el único partido que les queda atrasado como hucha imprevista. Tiempo y hierba, que hemos dicho alguna vez.

El fútbol tiene en la variedad de sus registros un arma poderosa. Haya debacle general europeo o no y gane la Liga quien la gane, los ojos de los aficionados se llenan de futuros. Haaland y Mbappé, como estrellas rutilantes y aparente dueto de relevo de Leo Messi y Cristiano Ronaldo, acaparan las predicciones y aspiraciones de los grandes del mundo. Y en España también. Por no hablar de nuevos técnicos y presidentes. Y esas expectativas, en este mundo tan acelerado, hace que los duelos también duren menos. Otra ventaja del aquí y ahora para restar a las maldades de la globalización instantánea que nos gobierna; dentro de un rato ya es tarde, como decían nuestros mayores a quienes teníamos tendencia a dejar las cosas para luego. Y es que, pasan las generaciones, pero no hay nada nuevo bajo el sol.

Kylian Mbappé y Haaland no van relevar a Messi y Cristiano, de quienes tienen cosas respectivamente, porque es un imposible. Jamás en la historia hubo dos jugadores coetáneos que acapararan tantos títulos individuales. Con Di Stéfano vislumbramos el tipo de jugador total y con Cruyff se perfeccionó a nivel colectivo. Pelé fue el primer gran astro mundial y Maradona alcanzó hitos tan sentimentales como artísticos también en épocas diferentes, acompañados esos cuatro grandes de otra media docena de futbolistas que los escoltaron en sus respectivas etapas hasta la excelencia futbolística. Sin embargo, nadie ha llegado a discutirle a Messi y Cristiano sus alternos podium, en una espiral que se ha retroalimentado durante quince largos años. Ni nunca hubo estrellas que duraran tanto tiempo en el palmito.

La luna nueva futbolera volverá a lo tradicional y junto al moreno francés y al exuberante rubiales noruego competirá otra media docena larga de jugadores que les arrebatarán títulos y distinciones; siempre fue así. Y eso si no oscurecen su palmarés en clubes de segundo nivel, como sucede ahora. Solo el Madrid, Barça, Bayern, Liverpool, Manchester United y en menor medida algún equipo italiano como Juventus, Inter o Milán tienen vitrinas relevantes y con el suficiente glamour como para subirles el nivel simplemente con su escudo. Y eso es algo que deberán pensar ambas figuras, por encima de contratos y dineros, si aspiran a encumbrar durante años el fútbol mundial.

Ojalá pudiéramos verles en la Liga. Eso sí sería un verdadero cambio de ciclo lunar para nuestro fútbol. E incluso para ellos mismos. Imaginémoslos en cualquiera de nuestros grandes, juntos o en hermosa competencia, y tras esa inmensa luna llena volvería a salir un sol espléndido para amanecer una renovada época dorada.

En todo caso, nuestro deporte continúa rodando y se avecina un final de temporada emocionante con el próximo campeonato de Europa de selecciones a la vista. Y recordar a algunos de nuestros seleccionados y seleccionables; Llorente, Pedri, Ansu Fati, Ferrán, etc., nos reconcilia con la esperanza. Antes, presidente nuevo por Can Barça, Messi deshojando margaritas, Sergio Ramos también, Florentino Pérez afinando estrategias y afilando la cachicuerna, Simeone tal vez superando al ‘Pupas’ y también pronto nuevas competiciones en Europa. Estimen lunas nuevas, amigos, que también es fútbol.