Opinión | Carta al director

Lorenzo Hernández

Un paseo en bici por Málaga

Hoy lunes a las doce de la mañana decido dar un paseo en bicicleta hasta el Candado. Vivo en Especerías, por lo que me subo en la bici, voy hasta la plaza de la Constitución y callejeo por la Catedral hasta el Muelle Uno. En la Farola cojo el nuevo y ‘maravilloso’ carril bici desde Antonio Martín. 

Voy por mi carril bici y empiezan a adelantarme motocicletas por ambos lados. Uno me dice mongolo, otro me dice subnormal, ya que voy por el carril bici paseando. Otro coche me pasa rozando y se pone delante de mí hasta que llego al carril bici que hay donde estaba el tranvía. Sorpresa: para entrar en el carril me encuentro con los pivotes de goma en sentido contrario. La única forma de entrar es bajarme de la bicicleta en medio de la calle o hacer un círculo y entrar en paralelo con el riesgo de atropello que supone. Sigo hasta el Candado por el carril bici, pasándome los coches y las motos a más de 30 km por hora.   La vuelta es más interesante. La única forma de regresar es por Juan Sebastián Elcano, una calle muy congestionada. Adiós a las vistas al mar. Vuelvo a coger el carril bici en los Baños del Carmen y sorpresa otra vez: el carril se termina y la única forma de volver al centro es coger el carril derecho del paseo marítimo. Para eso tengo que bajarme de la bici y cruzar por el paso de peatones. 

Cuando ya estoy a punto de llegar a casa, vivo de milagro, en la plaza de la Constitución una pareja de policías muy amable, especialmente él, me pide la documentación y me multa. Caigo que por el Covid-19. no deberían haber tocado mi carnet. Pero son la autoridad y mejor callarse. Cuando le digo sin alzar la voz que cómo es eso, que no tengo otra forma de llegar a mi casa, me dice que no le grite y me chulea diciendo lo bonita que está la calle Larios ahora sin bicicletas haciendo el caballito y sin patinetas. Ella, la poli buena, me entrega la multa de 60 euros. 

Resumiendo, a partir de ahora vuelvo a coger la moto y el coche, ambos de gasolina pero más seguros y baratos, y dejo la bicicleta para las maravillosas rutas verdes de Córdoba. Muchas gracias, señor alcalde, por hacer de Málaga una ciudad sostenible, verde y ecológica y muchas gracias también al que elige a estos policías tan amables.