Opinión | Marcaje en corto

Romay y Arvydas Sabonis: techos de otros tiempos

Que Walter Tavares haya adelantado a Arvydas Sabonis y ya se encamine a la caza del récord de Fernando Romay, como máximo taponeador histórico del Real Madrid, tiene varias lecturas. La más inmediata habla mucho y bien de su condición como auténtico techo de la Liga ACB, al promediar dos tapones por partido.

La segunda tiene mucho de nostalgia. Porque quienes de pequeños recorríamos cada fin de semana las canchas de la provincia intentando emular a aquellas leyendas del baloncesto, ahora peinamos canas disfrutando de sus propios vástagos. Son otros tiempos. Arvydas marcó una época y esta semana toca, por ejemplo, hablar de su hijo Domantas, a quien vimos crecer muy de cerca en la tan extraordinaria cantera del Unicaja.

A menudo recurrimos a las siempre injustas comparaciones entre progenitores y descendientes directos. Lo hacemos especialmente cuando toca decir adiós a los primeros. Sin embargo, más allá de parecidos y diferencias, unos y otros suelen ser testigos de tiempos bien diferentes. Que Domantas dispute el 7 de marzo su segundo partido de las estrellas en la NBA, el mayor circo mundial de su deporte, que sea el encargado de reemplazar a una leyenda como Kevin Durant, lo sitúa pese a su juventud en ese firmamento en el que su padre ya brilló con luz propia.

No sé si el pasado año tuvieron la ocasión de deleitarse con este nuevo gran talento criado en Los Guindos durante ese fin de semana de las estrellas celebrado en Chicago. Hasta seis tapones puso en los 19 minutos que lo vimos en pista. Una barbaridad, sí. El internacional con Lituania, aunque nacido en Oregón, se ha convertido esta temporada en uno de los pilares de los Indiana Pacers. Promedia más de 20 puntos y unas 12 asistencias, además de anotar uno de cada dos tiros de dos puntos y uno de cada tres triples. También bárbaro, sí.

Este año seguirán aplazados tantos y tantos planes para volar a Estados Unidos. Sin ir más allá de este mes, seguro que para el próximo fin de semana se habrían sucedido las reservas hasta Atlanta, la ciudad olímpica también famosa por haber dado a luz, allá por 1886, a la receta de la Coca‑Cola. En la capital del estado de Georgia se disputará precisamente el denominado All-Star Weekend.

De planes más cercanos y tangibles saben mucho los británicos, Brexit o no mediante. Ellos no han aplazado sus planes de Semana Santa y agotan a ritmo vertiginoso las reservas para Semana Santa en las Islas Canarias. En una de las «afortunadas», concretamente en Gran Canaria, dio sus primeros y agigantados pasos el jovencísimo Walter Samuel Tavares da Veiga.

Los ojeadores locales tuvieron que tomar el avión rumbo a Cabo Verde, ese paraíso cercano con conexión muy directa desde mi siempre querida Lisboa, donde les aguardaba un chico de alrededor de 2 metros y 20 centímetros de estatura. Ha transcurrido más de una década. En la isla de Maio, Tavares había disfrutado de sus primeros 17 años de vida (este mes cumple 29). Paradójicamente, en todo ese tiempo no había tocado un solo balón de baloncesto.

En Gran Canaria recuerdan todavía que aquel verano de 2009, al encontrarse con el joven y su madre en Praia, la capital de Maio, ambos les confesaron que únicamente había equipo de balonmano en tan idílico destino. De ahí que el chico, que se dedicaba a la venta de pescado, no hubiera conocido hasta entonces el deporte para el que terminaría por hacer historia.

El resto es ya bien conocido. A Tavares no tardó en sufrirlo el Unicaja, primero en las filas del conjunto insular, más recientemente en el todopoderoso Real Madrid. Este fin de semana se anotó seis nuevos tapones, los mismos que Domantas en su debut como All-Star. Acumula 261 sólo con el cuadro madridista, cuatro más que los 257 de Arvydas Sabonis, aunque bien lejos le quedan los 625 de Romay.