Opinión | Málaga de un vistazo

La Trinidad, donde habita el olvido

Son gentes de subsistencias pausadas, los contemplo por las calles Trinidad, Jara, Jaboneros, Carril, Plaza Montes… y se van desvaneciendo lentamente en su propio tiempo; se convierten en recuerdos, en neblinas de otra época hasta que los impregne el olvido. Los dirigentes malagueños, tras un largo lapso de una desidia alimentada no sé la causa, parecen haber seguido una pauta insistente con el barrio de La Trinidad, reincidiendo en escribir un libro de ruta deshojado en cuyo prólogo se reproduce un verso del poeta danés Iván Malinowski: «Si te olvido es porque me acuerdo de ti demasiado bien». De nuevo, la esencia atávica de La Trinidad entreverada entre la postergación, la indiferencia y el desafecto; una vez más, este territorio de más de quinientos años de historia, narraciones y leyendas implora por salir de este ostracismo social y emocional que padece, impuesto de forma arbitraria sin ningún argumento veraz para compilar tanto abandono. Este distrito enmarcado por más de medio milenio de memoria sigue ubicado, paradójicamente, en el centro de la urbe pero allá lejos; donde habita el olvido.

Frente a dos décadas de quiméricos proyectos de equipamientos culturales y sociales: Museo Arqueológico; Parque de los Cuentos; Biblioteca Pública del Estado…, la buena nueva nos llega de la Junta de Andalucía que en esta ocasión ha aplicado una de las greguerías del egregio Ramón Gómez de la Serna: «Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo». El Gobierno autonómico transformará el Convento de la Trinidad en un centro cultural ciudadano para desarrollar actividades interdisciplinares que ceñirían este Bien de Interés Cultural (BIC) del siglo XVI con el barrio, impulsando esta zona hostigada y relegada con una anhelada transformación. Así sea. La memoria es el único edén del que no nos pueden desterrar.