Opinión | Tribuna

Tenemos que hablar de TikTok

Tenemos que hablar de TikTok

Tenemos que hablar de TikTok

Quienes disfrutamos de la adolescencia de nuestros hijos e hijas sabemos de primera mano que TikTok es la aplicación de moda, a la que se entregan en sus largos ratos de ocio pandémico. TikTok permite ver una cadena infinita de videos muy cortos, hechos en casa, y muy divertidos. Algunos investigadores afirman que gracias a esta aplicación se consiguen «quince segundos de fama», en la estela de Warhol, debido a la democratización de los vídeos hechos con móviles a través de las redes sociales.

Pero TikTok es, además, un campo de batalla. Numerosas investigaciones han revelado que esta plataforma, de propiedad china, se ha convertido en una poderosa herramienta de uso político. Antoni Gutiérrez Rubí, siempre atento a las tendencias, escribió que «más allá de las estructuras de partido, hay decenas de chavales publicando contenidos lúdicos sobre los valores que defienden». En los Estados Unidos, donde este fenómeno se ha analizado con interés debido a la influencia de esta plataforma en su debate político, se relaciona el auge de los vídeos cortos y la utilización de ‘memes’ para lanzar mensajes partidistas con la extensión de la cultura de los fans a la política: «Los videos de fans apoyando a políticos individuales han llegado para quedarse», sostiene el digital ‘The Conversation’. Democracia emocional de alta intensidad.

Pero la batalla política no es la única que afecta a TikTok. De propiedad china, y en imparable expansión desde su creación en agosto de 2018 --en solo dos años ya tiene en España casi la mitad de usuarios que el gigante Facebook, según ‘Business Insider’-- esta popular aplicación se enfrenta a graves acusaciones de gobiernos (la India la ha prohibido) y de asociaciones europeas de consumidores en relación con el uso de datos personales (transferidos directamente al ‘machine learning’ del Partido Comunista Chino, según diversos analistas), la publicidad encubierta, la moderación de contenidos potencialmente dañinos o su algoritmo (For You), diseñado para crear adicción.

En su momento, Donald Trump quiso que Oracle y Walmart adquiriesen un porcentaje de TikTok, pero esta operación acaba de fracasar. Mientras en España apenas hay análisis serios sobre todo esto, y quienes hablan de esta aplicación solo alaban su enorme potencial para hacer marketing, nuestros hijos adolescentes, ajenos a este conflicto geopolítico, disfrutan de los vídeos, graban sus propias creaciones, reciben mensajes políticos y comparten su intimidad con China. Nada que deba preocuparnos.