Opinión | Tribuna

La privacidad es poder

Carissa Véliz, profesora de Oxford

Carissa Véliz, profesora de Oxford

Privacy is power es uno de los libros más estimulantes que se han publicado en el año 2020. Su autora es Carissa Véliz, profesora en el Instituto para la Ética de la Inteligencia Artificial de la Universidad de Oxford. Carissa habla un perfecto castellano: nació en México, descendiente de emigrantes españoles huidos tras la guerra civil, y estudió en la Universidad de Salamanca. Investigando sobre su propia familia se preguntó si tenía derecho a saber todo aquello que no le habían contado sus abuelos. Esa duda se convirtió en la semilla que ha alumbrado una brillante trayectoria académica.

No es fácil resumir las propuestas de Véliz. Sostiene que el sistema actual está basado en la vulneración de nuestros propios derechos (humanos) a la intimidad y la privacidad, y que «un modelo de negocio que depende de la violación de derechos no justifica su existencia». La privacidad, como el medio ambiente, es un bien común por el que hay que luchar, y para ello es necesario no sólo concienciar a la sociedad sino también mejorar la regulación y establecer límites a la actuación de esas grandes plataformas, mercaderes de datos, para evitar que se vuelvan en contra nuestra. «Todos tenemos vulnerabilidades», afirma en una de las muchas entrevistas que ha dado en los últimos meses, y avisa de que, tarde o temprano, estos datos que hoy proporcionamos con temeridad inconsciente se usarán contra nosotros.

Esta advertencia de Carissa Véliz está basada en las ideas de Bruce Schneier, cuyo blog asusta. Schneier ya alertó en el año 2016 sobre el carácter tóxico de los datos en una entrada que merece la pena que sea conocida (Data is a toxic asset). Toda esta información invisible que compartimos sin espíritu crítico, y que sirve para personalizar los anuncios que vemos, tiene otros usos: «Los datos personales otorgan poder a quienes los recogen y analizan, y eso es lo que los hace tan codiciados».

Para tratar de mitigar esta amenaza se propone un borrado periódico de los datos almacenados, o una mejor regulación del tráfico actual, enmascarado bajo la comercial etiqueta de rigor (data economy): «Los buitres de los datos no tienen escrúpulos. Nada está fuera de los límites de lo que se puede inferir de los datos. Puede ir desde tus enfermedades hasta tus preferencias sexuales y tendencias políticas». Un camino abonado para la discriminación, el ataque personal o la coacción. Todos los días, a todas horas, estamos renunciando a ciegas a nuestra libertad. Es importante saberlo.