Opinión | Málaga de un vistazo

Las malas noticias

Nos hemos acostumbrado a que todo vaya mal, o mejor dicho, a que nos cuenten sólo lo malo, a pasar de puntillas por lo bueno y revolcarnos en el barro de la desgracia, lo trágico y lo problemático. Si uno ha de fiarse de los diarios: no hay día bueno. Ahora parece comprensible, cuando la pandemia ocupa las horas y nos las quita, pero hace dos años también todo era malo cada día y de la Covid-19 no sabíamos ni su nombre, ni mucho menos que no se nos olvidaría, y hace cinco años todo iba mal también, siempre ha sido así de un tiempo a esta parte.

Al revés que en las películas en la vida el protagonista siempre es el malo o lo malo, y la trama gira entorno a eso, si de pronto ante la pandemia aparece algún elemento esperanzador, qué sé yo, una vacuna, todo se centra en sus efectos secundarios, el efecto primario pasa a un segundo plano, es tan solo un actor de reparto.

Ha venido una vacuna a salvarnos la vida, pero cuidado que lo mismo te la complica un poco y eso ocupa las portadas y los programas. Y de ahí nacen luego las subtramas; el temor de la gente a vacunarse, la gente no se vacuna, la información cambiante. Y bueno, ya tenemos noticias para toda la semana y debates y polémicas aseguradas.

Harían bien los medios en cambiar un poco la tendencia y cuidar más la información que se da y sobre todo cómo y cuándo se transmite, pues al final lo que se cuenta acaba influyendo en lo que pasa y con tanta inmediatez informativa uno ya no sabe dónde acaba una cosa y empieza la otra. Lo que está claro es que no todo es malo y ni mucho menos siempre, pero un mal narrador puede cargarse hasta la mejor de las historias.