Opinión | MÁLAGA DE UN VISTAZO

No seamos cuervo

Comienza la cuenta atrás; este domingo, tras un semestre de medidas delimitadas para combatir el Covid-19, concluye el actual estado de alarma entre emociones divididas y contradictorias: la sensación de una anhelada libertad horaria, de movilidad, y el temor a que las buenas cifras en el descenso de la incidencias en Málaga tengan –por un exceso de entusiasmo irresponsable- un indeseado repunte de esta plaga. Todo ello inmerso en un vacío jurídico donde la incertidumbre habita a su antojo. Aviso a navegantes. Cuenta atrás, también, para las obras de la marina de megayates en los muelles 1 y 2 del puerto de Málaga – bahía soñada, veteada por el desasosiego de su futuro horizonte- las cuales comenzaron el pasado lunes en una ceremonia donde los altos comisionados de la ciudad, Junta de Andalucía, Autoridad Portuaria, constructores y explotadores de estas fastuosas instalaciones náuticas celebraban extasiados el inicio de las mimas. El acto, junto a La Farola, tuvo un solo eje: exponer, con engarzados alegatos, los beneficios que causará esta construcción. El presidente de la UTE Marina Málaga, ejecutora del plan y de sus rendimientos nos cuenta: «Generará más de 100 millones de euros al año, que ingresará adicionalmente la ciudad, gracias a su apuesta por el turismo de lujo...». Esta aseveración me hizo evocar a ‘El Conde Lucanor’, moralizante libro de Don Juan Manuel, y a su Cuento V: ‘Lo que sucedió a una zorra con un cuervo que tenía un pedazo de queso en el pico’: «Convencido el cuervo por sus palabras de halago, abrió el pico para cantar, por complacer a la zorra. Cuando abrió la boca, cayó el queso a tierra, lo cogió la zorra y escapo con él. Así fue engañado el cuervo por las alabanzas de su falsa amiga, que le hizo creerse más hermoso y más perfecto de lo que realmente era». Este proyecto nos advierte de la continuidad con el asolador rascacielos. El queso es Málaga. No seamos cuervo.