Opinión | Málaga solidaria

Queremos contar, queremos escuchar

Ali está trabajando en una empresa a media jornada y Abdurahman hace prácticas de grado medio de informática; Hassan estudia segundo de bachillerato para adultos en el Instituto Vicente Espinel mientras que Salima está terminando un curso de limpieza y pronto empezará las prácticas.

Ali cuenta que le gusta el boxeo. Abdurahman prefiere coger la moto y jugar al fútbol. A Hassan le encanta dibujar. Hamid escucha rap. En cuanto a Salima, tiene su rincón preferido en un espigón de Pedregalejo desde donde mira el mar con su amiga Fátima. Los cuatro son jóvenes que rondan la veintena y han estado en centros de menores. Con distinto origen, pero los mismos gustos, inquietudes y sueños que el resto de los chavales de su edad y se merecen los mismos derechos y oportunidades. Ellos y ellas quieren que la gente les conozca, que sepan que no son diferentes. Por eso, han lanzado la campaña “Queremos Contar, queremos escuchar”, junto a Málaga Acoge, la Escuela de Arte San Telmo y los estudios de diseño Buenaventura, Rubio & del Amo y Atipo. 

En estos días, decenas de marquesinas interpelan a los viandantes en las calles de Málaga con mensajes como “Al 78% de los MENA le gusta la pizza con extra de queso”, “El 81% de los MENA canta habitualmente en la ducha” o “El 76% de los MENA pone primero los cereales”. Con estos mensajes de la campaña, bajo el lema común “Mismos Gustos, mismos derechos”, los jóvenes quieren desmontar, desde el humor y la cotidianidad, la imagen manipulada que algunos vierten sobre ellos. Buscan resaltar lo que les hace iguales, mostrar su verdadera realidad y sus anhelos.

Mostafa cuenta que, blanco o negro, es la misma sangre la que corre por las venas. Está estudiando grado medio de atención sociosanitaria a personas dependientes porque se quiere dedicar a cuidar a personas mayores. Mohamed afirma que está formándose en hostelería y que se presentará a las pruebas libres de enseñanza para adultos. Fátima ha hecho un curso de ayudante de cocina y apoya a Málaga Acoge en traducciones y gestiones administrativas. 

Mostafa, Mohamed y Fátima, Ali, Abdurahman , Hassan y Hamid son nombres que humanizan el término MENA, acrónimo de menor extranjero no acompañado, cuyo uso se ha pervertido tanto. Con esta campaña los jóvenes se apropian de esta palabra para restarle carga peyorativa y desmontar la naturaleza absurda de los mensajes racistas. 

¿Cómo voy a venir a Europa a robar a la gente o a hacer las cosas mal? se pregunta Ali, mientras que Hassan asegura que no vino a quitarle el trabajo a nadie sino en busca de su sueño. Tienen 20 y 19 años, respectivamente. ¿Quién no querría un buen futuro para sus hijos e hijas: que estudien, encuentren trabajo y tengan una oportunidad en la vida? 

Sin embargo, las administraciones ponen muchas piedras en el camino a estos jóvenes que han estado en centros de protección de menores, que se ven obligados a ser adultos de la noche a la mañana, sin apoyos, cuando cumplen los 18 años. Con esta campaña también reclamamos a las administraciones que ayuden a los niños, niñas y jóvenes que no cuentan con una familia hasta que puedan llevar una vida adulta autónoma. 

Un paso en la buena dirección es la reforma del Reglamento de Extranjería propuesta el mes pasado por el Gobierno y que busca rebajar los requisitos exigidos a los chavales extranjeros para que puedan estudiar, formarse o trabajar. Hace tiempo que venimos reclamando junto a otras entidades el compromiso de las administraciones en la protección de estos chicos en su paso a la vida adulta. 

Ali, Abderraman y Hamid saben mucho de estas dificultades, pero son luchadores están saliendo adelante. Ellos tres participaron en la Escuela de Arte San Telmo en los talleres que dieron origen a la campaña “Queremos contar, queremos escuchar”. Protagonistas de un vídeo documental que se proyectó el miércoles 12 en el Teatro Albéniz, quieren que la gente les conozca de verdad y contar al mundo quiénes son y qué quieren hacer.