Opinión | La libreta del Duque de Chantada

El Unicaja más ochentero

L os míticos ochenta siguen muy presentes en nuestra vida. Aquel movimiento que muchos situaron en Madrid con epicentro en la sala Rock-Ola y otros en Vigo en torno a Germán Coppini y Golpes Bajos tuvo también una gran importancia en Málaga con los locales nocturnos de Pedregalejo, el centro de Málaga o Torremolinos, y grupos como los Mosquitos, La Alternativa, Tabletom o Danza Invisible. Eran los tiempos de los chupitos a 50 pesetas y de la primera gran época dorada del baloncesto español. Un baloncesto muy distinto al actual, con plantilla más cortas, dos americanos que aportaban más del 60% de los puntos y rebotes de los equipos y partidos donde hasta cuatro jugadores podían llegar a jugar los 40 minutos de partido.

La última temporada de los 80 nos dejó en Málaga el derbi entre Mayoral Maristas y Caja de Ronda. Los dos equipos malagueños tenían unos róster muy de la época. Los Maristas tenían cinco jugadores que lo jugaban prácticamente todo. Mike Smith, Ray Smith, Nacho Rodríguez, Enrique Fernández y José Pedro García, y otros como Carlos Elejabeitia que daban pequeños relevos. En el Caja de Ronda el panorama era muy parecido. Un quinteto que lo jugaba prácticamente todo: Fede Ramiro, Luis Blanco, Joe Arlauckas, Rafa Vecina y Ricky Brown, y otros como Pepe Palacios saliendo desde el banco para dar unos segundos de refresco. Los minutajes no van a volver pero esa «estructura ochentera» de muchos nacionales y buenos americanos parece volver a Málaga este verano. El movimiento de Jonathan Barreiro ha descolocado a muchos y puede no ser el último. El mensaje que todos repetíamos en LaCopa de Málaga puede este año ser realidad. Con ocho nacionales en plantilla más el próximamente nacionalizado Nzosa, Unicaja tiene la mejor base nacional de la liga ACB. Ahora hay que buscar los jugadores que complementen esa estructura y parte de esos refuerzos pasan por la salida de jugadores como Bouteille o Abromaitis, no por su calidad sino por el ahorro de dinero que suponen.

Fotis Katsikaris podría tener un quinteto inicial la próxima temporada formado por Jaime Fernández o Alberto Díaz, Darío Brizuela, Jonathan Barreiro, un jugador por fichar y Nzosa. En el banquillo quedarían Alberto o Jaime, Francis, Carlos Suárez, Rubén, dos jugadores más a fichar (un exterior y un interior) y Pablo Sánchez que parte como el jugador número 12 o 13 de la plantilla. No está mal para afrontar una BCL que tiene menos partidos que la Eurocup y el objetivo de volver a ser un grande en la liga ACB después de unos años marcados por la intrascendencia clasificatoria.

El trabajo que queda por delante es todavía mucho pero el boceto pinta bien. Eso sí, esto no es garantía de nada porque el boceto del mejor cuadro puede estropearse cuando eliges la paleta de colores, y este equipo es todavía un cuadro en blanco y negro, a carboncillo, al que hay que darle su personalidad, su colorido y su trascendencia. Y una vez hecho todo esto hay que quitarle «el efecto verano». Ese efecto que provoca que en la época de fichajes todos pensemos que nuestro equipo va a ganar la liga con cinco jornadas de antelación y que una vez más hemos construido el mejor equipo de la historia del club. Después de todo esto, estaremos dispuestos para competir en una temporada que será muy dura y que puede ser decisiva en el futuro del equipo. Es un año donde todos, y digo todos, los equipos van a afrontar la nueva realidad post COVID con recortes presupuestarios, quien salga fortalecido de ella puede dar un salto muy importante hacia adelante. Es el año de la vuelta de la gente a las gradas y para Unicaja tiene que ser un año de perfecta comunión entre equipo, afición y directiva. Sólo así se lograran los objetivos. Unos objetivos que tienen que ser ambiciosos como siempre lo han sido en la costa del sol. Suerte y poneos la mascarilla… sigue salvando vidas.