Opinión | Tribuna

La economía malagueña: claves para la recuperación

Una imagen precovid de la calle Larios.

Una imagen precovid de la calle Larios. / L. O.

Aun cuando las perspectivas económicas siguen dependiendo crucialmente de la solución a la crisis sanitaria, las previsiones apuntan a que Málaga volverá a liderar la recuperación económica dentro del conjunto regional, dado su considerable dinamismo y las potencialidades que presenta. Según Analistas Económicos de Andalucía, en un escenario base, el crecimiento del PIB en 2021 para la provincia se estima en el 7,3%. Se prevé, asimismo, que la actividad comience a recuperarse con mayor fortaleza en la segunda parte del año, si bien no se alcanzarían los niveles existentes antes de la crisis hasta bien entrado 2022.

Para restablecer una vuelta plena a la normalidad en un contexto tan complejo, sobre el que inciden tantos retos y se suscitan numerosas preocupaciones, la hoja de ruta ha de establecerse sobre la base de aunar eficazmente la minimización de los riesgos sanitarios y la maximización de la actividad económica potencialmente desarrollable. Las medidas fiscales y financieras que se vienen aplicando, propias de las políticas de demanda y de renta, y que complementan el funcionamiento de los estabilizadores automáticos, habrían de mantenerse mientras duren los efectos de la pandemia, si bien sus efectos positivos, por sí solos, no son suficientes. Se requiere de reformas estructurales y de la adopción de estrategias que sitúen entre sus objetivos la potenciación de las actividades con mayor espacio en las cadenas globales de valor surgidas tras el Gran Confinamiento y el apoyo, mediante la puesta en marcha de planes de actuación específicos, de aquellos sectores clave que cuentan con futuro y constituyen la base del tejido productivo de la provincia (turismo, comercio, cultura, ocio y entretenimiento y sector inmobiliario, entre otras).

No obstante, a efectos de alcanzar una mayor eficacia, convendría establecer prioridades y aplicar respuestas selectivas, optimizando todos los recursos disponibles y de potencial alcance –incluidos los provenientes de los fondos europeos y los que puedan derivarse del desarrollo de esquemas de colaboración público-privada–.

En este sentido, no puede perderse de vista que, durante los últimos veinticinco años, la provincia de Málaga ha experimentado una importante transformación y modernización, catalizada a través de su capital, al apostar decididamente por la configuración de una economía inteligente, innovadora, inclusiva y sostenible. En consecuencia, dispone de los recursos y las palancas necesarias para posicionarse favorablemente en la captación de fondos de la Unión Europea y aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo a medida que se vaya reactivando la economía de forma global.

A los vectores impulsores con los que ya cuenta, con carácter estructural, como son su sólido tejido productivo, su posicionamiento en el mapa tecnológico europeo y su papel en el modelo de innovación regional, a través del PTA y la Universidad, la amplitud y calidad de sus infraestructuras, su consolidada planificación estratégica de la ciudad con la Fundación Ciedes, su amplia oferta turística y cultural, se suman un elenco de proyectos recientemente desplegados que, adecuadamente implementados, pueden contribuir positivamente en esta dirección. Entre ellos se encuentran: 1) el Plan de Reactivación de la ciudad de Málaga tras el impacto del Covid-19; 2) la presentación de la candidatura a la Expo 2027 bajo la temática ‘La era urbana: hacia la ciudad sostenible’; 3) el establecimiento de empresas internacionales punteras en materia tecnológica y de ciberseguridad; 4) la extensión y enriquecimiento de los polos digitales; 5) el lanzamiento de proyectos orientados a la atracción y retención de teletrabajadores nacionales e internacionales; 6) la puesta en valor de suelo de calidad susceptible de transformación para usos residencial, terciario, hotelero, logístico y de equipamientos, y 7) el compromiso con la sostenibilidad y los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas.

El efecto tractor de los componentes de innovación, tecnológico y de conocimiento, sobre los que se sustentan estos y otros proyectos, y el derivado del desarrollo de inversiones que incorporen tecnología nueva y mejoren las infraestructuras, permitirán, por un lado, configurar un modelo productivo más diversificado; y, por otro, dotar a Málaga de una base económica más sólida y resiliente, con mayor capacidad de adaptación a los grandes cambios en curso. El alcance y la ambición de las medidas que se proyecten y el acierto de las decisiones que se adopten determinarán, en gran medida, el bienestar de la provincia durante las próximas décadas.