Opinión | Entre el sol y la sal

Qué fue antes, Garzón o el tofu

Alberto Garzón vuelve a hacer méritos para ser nombrado el tonto del pueblo. Se ha empeñado y va a conseguirlo. Lo intenta con denuedo, sin descanso. Al final vamos a tener que concederle el honor, no sea que el muchacho tiemble después de muerto. Yo, por mi parte, no estoy por quitarle la ilusión. Se lo merece. Logros no le faltan. El último ha sido cabrear a todo el sector cárnico español por publicar un video recomendando consumir menos carne en beneficio del planeta. Le preocupa nuestra salud, dice. Esta mente privilegiada de la economía mundial debe haberse hecho vegano, que significa verano en franchute, y tiene muy mala rima. Llega incluso a aconsejar que no hagamos barbacoas con familiares y amigos. Este ministro, no lo olviden, será de los que podrá expropiar sus bienes en caso de urgencia nacional, y por el camino olvida que España es el penúltimo país de la Unión Europea en consumo, por ejemplo, de carne de vacuno. 

Hay que ser majadero e indecente para atacar gratuitamente a un sector tan maltratado como es el ganadero. Hay que tener un ansia patológica por dar la nota para demostrar que la única razón de tu existencia no es que tiene que haber de todo en este mundo. A ver si no cómo justifica Garzón su cargo, aunque sea por redes sociales y a espaldas de los canales gubernamentales. En el fondo, y en la forma, su declaración es muy comunista. Comed lechuga, mentecatos, que no hay carne para todos y vamos a cargarnos el invento. Pero yo me caso y pongo solomillo y foie a los invitados de mi boda.

Las mayores organizaciones interprovinciales del sector han contestado al ministro con una carta tan rotunda como acertada y le recuerdan que, según la FAO, su sector genera en España más de 2,5 millones de empleos y casi 9.000 millones de euros de exportaciones a la balanza comercial de España, que el 90% del agua que se atribuye a la producción de carne es «agua verde» procedente de la lluvia, que según los datos oficiales del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero -Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico-, la producción ganadera de carne representa únicamente el 7,8% del total de emisiones de GEI de nuestro país, o que el uso de antibióticos como promotores de crecimiento de los animales de granja está prohibido desde 2006 (Directiva 2001/82/CE y sus posteriores modificaciones). Es decir, el sector cárnico se pone serio y hunde al ministro en datos oficiales e incontrovertibles. O lo que es lo mismo, le llama mentiroso y falsario. Lo que es.

Esto es lo que pasa cuando le das un megáfono a un provocador incendiario, que divulga libremente su imbecilidad y la gente puede cometer el error de creérselo sin importar el daño irreparable que causa a cientos de miles de familias, que demuele el buen entendimiento existente hasta ahora entre la industria cárnica y el secretario general de Consumo. 

No está España para que un ministro juegue a Nerón, que el único fuego que queremos en verano es el de una buena barbacoa con sus chuletas, sus hamburguesas, y demás viandas. Con sus cervezas y sus Chichos. Con sus alguien quiere ensalada y sus ponme más de aquello. Con sus cuánto tiempo y esto hay que repetirlo. Con sus me cago en el ministro y algún cuñado que lo defienda. En definitiva, con la libertad de ser y comer lo que quiero y con quien quiero. Ya se lo dije al principio, lo demás es comunismo del malo, del que no sirve ni para pinchitos.