Opinión | Tribuna

La Marca Málaga, fórmula de éxito de la colaboración público-privada

La Marca Málaga, fórmula de éxito de la colaboración público-privada

La Marca Málaga, fórmula de éxito de la colaboración público-privada / Francisco Salado

Tras más de quince meses haciendo frente a una de las situaciones sociosanitarias más complicadas de las últimas décadas, el mundo empieza a afrontar el camino hacia la recuperación, no sin incertidumbre, pero sí con cada vez mayor esperanza y optimismo. Cada territorio lo afronta con las herramientas de las que dispone, con las que ya atesoraba y también con aquellas que han surgido como oportunidad en un contexto de crisis.

En el caso de la provincia de Málaga, especialmente perjudicada por la pandemia con una caída del diecisiete por ciento del Producto Interior Bruto, su industria turística se rearma para abordar los próximos meses con optimismo, con un verano que probablemente se alargue en términos estacionales y que, por qué no, concluya con un 2021 que se parezca al año 2019 y a sus cifras récord en todos los ámbitos y sentidos.

Pero la recuperación económica no sólo pasa por el turismo, y como bien se ha evidenciado en los últimos meses por las decisiones de empresas como Google, Vodafone, Globant, Dekra o TDK, Málaga se ha convertido en un referente tecnológico de primer orden, con una capacidad de atracción de inversiones que nada tiene que envidiar a las principales metrópolis tecnológicas de los Estados Unidos.

Para haber llegado hasta aquí, al igual que ha ocurrido con la diversificación del turismo de la provincia o con que Málaga sea también referente cultural del Sur de Europa; se ha llevado a cabo un trabajo minucioso, tenaz, mezcla de voluntad política y de iniciativa empresarial, que se remonta a más de una década atrás y que poco a poco ha dado sus frutos. Un camino en el que también ha sido indispensable el inmenso talento de algunos malagueños cuyos proyectos empresariales se han convertido en los mejores embajadores de nuestra tierra.

Sin duda, la Málaga tecnológica va a jugar un papel fundamental en la recuperación económica tras la pandemia, con la atracción además de empleo cualificado y de otros proyectos o iniciativas que pongan su atención y su intención aquí, a la vista de los que ya han optado por esta tierra; apostando por un ecosistema tecnológico que crece día a día en una provincia que se ha convertido por derecho propio en el mejor lugar para invertir, para trabajar y para vivir.

Precisamente, si algo bueno nos ha enseñado la pandemia es que se puede trabajar en y desde cualquier punto del mundo sin que ello suponga tener que desplazarse diariamente al centro de trabajo. El teletrabajo se ha presentado como una excelente oportunidad para cientos de miles de profesionales que ahora pueden elegir un destino atractivo para vivir y trabajar a distancia. Para ello, se tienen que dar unas condiciones favorables con las que Málaga cuenta, pero en las que debe seguir trabajando: una buena conectividad internacional, excelentes servicios públicos y un enorme atractivo turístico, de ocio, cultural y gastronómico.

Todo ello me lleva a una última reflexión: la Marca Málaga, en la que convergen los principales sectores productivos de nuestra tierra, como son la industria turística, el sector agroalimentario, una pujante matriz cultural o el ya referido potencial tecnológico, son realidades que ya estaban ahí, que habían sido previamente construidas por el empeño y la dedicación de muchos, por esa fórmula, siempre de éxito, de la colaboración entre lo público y lo privado.

La pandemia ha podido acelerar, como crisis que ha sido, según qué cosas y oportunidades, pero ninguna clave de la recuperación va a venir de la improvisación o de un supuesto milagro. Por ello, a pesar de las ganas que todos tenemos de superar este tremendo golpe que ha supuesto la Covid-19, no caigamos en fórmulas fáciles que recuerdan demasiado a la cultura del pelotazo y a burbujas ficticias cuya explosión dejó luego demasiados damnificados.

La suerte de Málaga es su gente, su clima, su naturaleza; el resto no es suerte, es éxito trabajado. Hagamos que la recuperación sea también trabajada y permita fortalecer a nuestros principales sectores productivos, los mismos que sin aspavientos nos han convertido en la locomotora económica de una Andalucía cada vez más pujante y próspera.