Opinión | Tribuna

¿Qué pasó en Mallorca?

Un joven en un balcón del hotel Palma Bellver, donde estaban confinados 249 jóvenes que han tenido relación directa o indirecta con el brote de un viaje de estudios a Mallorca,

Un joven en un balcón del hotel Palma Bellver, donde estaban confinados 249 jóvenes que han tenido relación directa o indirecta con el brote de un viaje de estudios a Mallorca, / Isaac Buj - Europa Press

Las redes sociales son una herramienta cuyo buen uso depende de nosotros mismos. Podemos entrar en Twitter para alimentar el discurso de odio, leer estupideces, seguir la feria digital de las vanidades o conseguir información veraz de fuentes solventes. Una cuenta muy recomendable es la de Marcelino Madrigal (@SoyMmadrigal), al que le han suspendido varias veces su actividad tuitera por desvelar cosas interesantes.

El pasado 1 de julio, Marcelino Madrigal publicaba un extenso hilo sobre el trasfondo digital -y por lo tanto casi invisible- de lo ocurrido en Mallorca con los jóvenes confinados en un hotel. La noticia ha ocupado y preocupado a padres, madres y profesorado: debido a los contagios de decenas de estudiantes de viajes de fin de curso, el Gobierno balear se vio obligado a retenerlos en sus hoteles, al módico precio de 11.000 euros diarios procedentes del presupuesto público.

Pero la normativa establece que sólo se puede hacer eso con los casos positivos por Covid, de manera que grupos de padres y madres muy preocupados por el ataque a la libertad de sus hijos -alimentados además con menús «carcelarios»-, se movilizaron para exigir, con la razón jurídica de su parte, que no los retuvieran. En el barco de regreso algunos más dieron positivo, pero la polémica sobre los límites de la actuación de la administración, la grotesca actitud de los jóvenes y la permisividad familiar incendió las redes durante 48 horas.

Lo que desvela Madrigal es el papel de oscuros grupos negacionistas en todo este embrollo. Su hilo nos lleva hasta un canal de Telegram de un grupo de terapias alternativas (Scabelum) y un movimiento que actúa bajo el lema ‘Stop abuso político sanitario’. Libertarios, negacionistas, acientíficos y otros personajes han utilizado sin pudor el incidente para vender sus peligrosas ideas y conseguir notoriedad.

Madrigal también pone sobre la mesa, en un artículo en Newtral, un hecho aún más inquietante: el protagonismo del movimiento antivacunas alemán Querdenken 711 en la movilización mallorquina, con nombres como Markus Haintz, abogado de este movimiento, el doctor Heiko Schöning, promotor de Médicos por la Verdad, o Bodo Schiffmann, fundador de Resistencia 2020 y residente en Mallorca. Los indignados padres y madres españoles se han sumado con entusiasta ignorancia a una campaña bien organizada, que ha logrado mucha visibilidad debido a esta ausencia de criterio. Cuidado con estas cosas. El huevo de la serpiente sigue ahí.