Opinión | La señal

Patria y vida

Alberto había invitado a su piso en el Rincón de la Victoria a Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, y a Enrique Santiago, secretario general del PCE y diputado, con el que mantenía desencuentros pero con el que quería llevarse bien, y para eso, seguro, la presencia de Yolanda le serviría.

Estamos en un cuarto piso y en primera línea de playa, no muy grande. Aunque Alberto la mayor parte de los días reside en Madrid, donde tiene otra casa en Rivas-Vaciamadrid, bueno, y sus cuatro parcelas en Cenicero (La Rioja), cerca del Ebro; allí aprendió a andar y hablar, como le gusta referir a sus amigos. Hasta se casó en esta tierra con Ana, hace cuatro años, con la que ha tenido a Olivia y Chloe. El viaje de novios fue de lujo, a Nueva Zelanda, y en sus redes sociales difundió la foto con su amor en el Monte Cook.

-Estos pequeños caprichos compensan que después te frían en las redes, oye, que también me defienden -le dijo a Enrique, que tomaba una copa de Samsara, made in Ronda, que le había servido-. Lo que más me jodió es que me pusieran a parir porque llevaba puesta una camiseta de la RDA cuando hacía una paella en mi cocina, es que ya ni se puede vestir uno como quiera, ni en tu propia casa….

-¡Hola a todos! -había llegado Yolanda, bamboleándose a derecha e izquierda y con unos tacones que amenazaban su frágil equilibrio-.

- Están mal las cosas en la isla por culpa de estos cabrones norteamericanos -dijo la vicepresidenta, tras darle el primer sorbo, el que mejor sabe, a su cerveza, servida por Ana-.

-Esta es la prueba de fuego de Díaz-Canel -se sumó tímidamente Enrique-.

-Pero si hasta se ha levantado de la cama Raúl, con 90 años, qué cojones tiene, y ha salido a la calle con los revolucionarios a sacudir a la gusanera -apostilló Alberto, de pie, apoyado contra la pared-. Y los de Miami, jaleando -añadió-

-La cosa está muy bien ahora en el continente, no podemos dejar que se nos escape de las manos -dijo bajito Alberto, mareando el tinto sin rumbo fijo-. Un grupo de Estados Unidos, vinculado a los demócratas, se vio con Maduro, son los Demócratas Socialistas de América y tienen cuatro diputados en el Capitolio. Maduro está muy feliz por la visita, no siempre va a ser Zapatero. Por otra parte, el viejo, el presidente Biden, improvisa en su política con el patio trasero y le han estallado Chile, Nicaragua, Colombia, Perú... Este es el internacionalismo comunista del que yo le hablo a mi gente. La verdad es que nos ha venido muy bien que Trump esté fuera.

-Y Kamala Harris, la vicepresidenta -apunto suavemente Yolanda con sus labios recién pintados de fucsia-, espera que llegue. Los yanquis ya tienen el bicho dentro, y ha sido porque hemos librado la batalla cultural, la del feminismo, la verde, la LGTBI, la anticolonialista… Estos son los palacios de invierno hoy.

-Estoy totalmente de acuerdo contigo -intervino ahora el primer secretario del PCE, incorporado de su mullido sillón color perla-. Pero hay que darle contenido de clase a nuestras luchas, nos apoyamos en los identitarios, pero somos comunistas. Mira el carajal que tiene el PSOE con la ley trans, nosotros debemos recoger los frutos.

-Oye, volviendo a Cuba, ¿creéis que es posible que la contrarrevolución vaya a más y ponga en peligro…? -disparó Yolanda-.

-En absoluto -contestó Enrique, animado ya por las cualidades organolépticas del caldo-. Los Comités de Defensa de la Revolución no lo permitirán, aparte de la Policía, y el Ejército, que Raúl conoce perfectamente porque ha estado siempre al frente. La parida de Patria y Vida será un mal recuerdo, como gritaba Fidel, Patria o Muerte -y los cuatro alzaron sus copas en un sonoro brindis antes de que Ana les llamara a la barbacoa-.

Yotuel Romero grabó Patria y Vida con El Funky y Maykel Osorbo, que forman parte del Movimiento San Isidro, December Bueno y Gente de Zona. Una de sus estrofas dice así:

No más mentiras, mi pueblo pide libertad, no más doctrinas, ya no gritemos «Patria y Muerte» sino «Patria y Vida» y empezar a construir lo que soñamos, lo que destruyeron con sus manos.

Que no siga corriendo la sangre, por querer pensar diferente, quién le dijo que Cuba es de ustedes si mi Cuba es de toda mi gente.

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