Opinión | La libreta del Duque de Chantada

Unicaja y el modelo esloveno

Son tiempos de cambio en el baloncesto malagueño, de reformas, de planes estratégicos y de mirar al futuro, a corto y medio plazo, pero sin olvidar el presente. La capital de la Costa del Sol acaba de cerrar una capitalidad europea del deporte muy marcada por la pandemia pero que debe ser importante en el futuro. El deporte, y el baloncesto, debe llegar a todos y a partir de ahí, de la base, llegarán los éxitos de la elite. Ese es el camino y no el inverso. Unicaja no debe buscar al nuevo Doncic o al nuevo Pau Gasol, por filosofía y también por incapacidad económica , pero no puede dejar escarpar al nuevo Berni, al nuevo Cabezas o al próximo Fran Vázquez.

La explosión de Luka Doncic en baloncesto, Pogacar y Roglic en ciclismo, Jan Oblak en fútbol, Tina Maze y Petra Majdic en esquí, Anze Kopitar en la NHL de Hockey o la escaladora Janja Garnbert han puesto a Eslovenia en las portadas de todos los medios deportivos del mundo. Son estrellas surgidas del gran trabajo de base del país y no estrellas de generación espontánea. El embajador esloveno en España, Robert Krmelj declaraba a EFE hace unos días que «un 64% de la población eslovena practica regularmente deporte, es el porcentaje más alto del mundo. Los éxitos se generan desde la base. Se invierte mucho en el sistema educativo, en las escuelas de primaria. No hace falta que un niño nazca en una ciudad grande para que tenga oportunidades si tiene talento». La detección precoz del talento a través de la practica generalizada. Ese es el camino, y no mandar exploradores por medio mundo para traer jugadores que han desechado los equipos grandes.

La implicación de la mayor parte de la sociedad implica también que sean muchos los casos de niños o niñas entrenados por sus padres o sus madres y que perciben el deporte como una escuela de vida y superación que viven en casa desde el primer día. Luka Doncic o Anze Kopitar en Eslovenia o nuestros Berni Rodríguez y Carlos Cabezas son ejemplos de ello.

Hace unos días un buen amigo, Guillermo García, llamaba mi atención sobre este asunto. Una amplia base es el único camino al éxito. Pensamos que son miles los niños que juegan al baloncesto por ver a Pau Gasol pero después de cada éxito de nuestra selección las escuelas deportivas municipales no reciben más peticiones para ese deporte. Es más, los niños suelen preferir los deportes donde tienen más facilidades para practicarlo y mas posibilidades de jugar y divertirse que aquellos donde se ganan más medallas. Los referentes son muy importante pero no obran milagros.

En 2006 Unicaja se proclamaba campeón de Liga, España campeona del mundo y Eslovenia era el país con más jugadores en la NBA por habitante. Con 6 jugadores, 1 de cada 330.000 eslovenos jugaba en la NBA. En Estados Unidos era 1 cada 1 millón y en España 1 cada 10 millones. En 62 años dentro de Yugoslavia los deportistas eslovenos ganaron 24 medallas olímpicas. Desde su independencia 45 en 29 años. En estos últimos juegos sólo San Marino, Bermudas, Granada, Bahamas, Nueva Zelanda y Jamaica ganaron más medallas por habitante que ellos. Una por cada 415.800 eslovenos, nosotros una por cada 2.700.000. La sociedad está implicada, solo hay que darse un paseo por las calles de la maravillosa Ljubljana para verlo. El 23 de septiembre, fecha de la primera medalla olímpica del país, se celebra todos los años el día nacional del deporte.

Los tiempos económicos son duros como recuerda siempre el presidente López Nieto y formar es mejor que fichar. El gran fichaje del club debe ser la base. La cantera malagueña y andaluza siempre ha aportado jugadores de calidad que ahora se pueden estar perdiendo por la falta de atención. Las oportunidades de llegar no deben depender de donde nazcas sino del talento que tengas y ahí las instituciones también tienen que implicarse en los colegios. Los jugadores surgidos de la cantera tienen siempre un plus de compromiso con el club que otros no tienen y además ayudan y mucho a llenar la grada. Suerte y poneos la mascarilla… Salva vidas.