Opinión | El copo

La ‘generación’ de hierro se está muriendo

Denomino ‘generación de hierro’ a la que nació en los años treinta del pasado siglo, o sea, la que abarca de 1931 a 1940, y en la cual me incluyo.

La que durante esa década vivió, inconscientemente, la instauración de la II República a través de unas elecciones municipales, la huida del rey España, el olor a quemado de conventos e iglesias, el golpe de Estado de 1934, el triunfo del Frente Popular, la maldita guerra civil, la victoria de los sublevados y el inicio de la dictadura franquista.

La generación que sin estudios intentó educar a sus hijos. La que, a pesar de la falta de todo, nunca permitió que faltara lo indispensable en casa, aunque fuese pan moreno y café de pucherete.

La que enseñó valores; empezando por Amor y Respeto y terminando por un concepto de la familia que hoy se está diluyendo de forma alarmante.

Se está muriendo la gente que enseñaba a los hombres el valor de una mujer y a las mujeres, el respeto por el hombre; todo ello sin tanta idiotez como la que se ve actualmente.

Se están muriendo los que podían vivir con pocos lujos, pero sin sentirse frustrados por ello.

Se está muriendo la generación del Seat-600 y la creadora de la actual clase media. Los que trabajaron desde temprana edad y enseñaron el valor de las cosas, no el precio.

Mueren los que pasaron por mil dificultades, y sin rendirse nos enseñaron a vivir con dignidad.

Los que después de una vida de sacrificio y penurias, se van con las manos arrugadas y la frente en alto.

Se está muriendo la generación que enseñó a sus hijos a vivir sin miedo.

No nos damos cuenta, pero nos estamos muriendo sin dar ‘guerra’.