Opinión | Marcaje en corto

La Axarquía, ilusionada con La Vuelta

La serpiente multicolor vuelve mañana a pisar suelo malagueño. Y lo hará con un final de etapa de neto sabor axárquico. Porque los esforzados ciclistas entrarán por la perla turística de la costa oriental a eso de las cuatro, con los televidentes de todo el globo recién conectados.

La cuna de Verano Azul, la antigua Narixa, no está este verano para muchos más visitantes, de tanta ocupación. Pero volverá a promocionarse como tantas veces, a través de la pequeña pantalla. Los corredores cruzarán Nerja y se adentrará luego en el municipio que presume del Mejor Clima de Europa. Pasarán por El Peñoncillo y luego por el entorno de Bau Hoffmann, de la mágica Caviclum romana, que hoy es Torrox-Costa y presume de Ferrara con su playa.

Así se adentrarán en El Morche, quizás para saludar helicóptero televisivo mediante esa playa de Las Dunas que ha multiplicado el interés turístico de este histórico asentamiento de origen pesquero (ahora gran núcleo de exportación internacional de hortalizas, aguacates y mangos).

El pelotón lamentablemente ha visto cómo el murciano Alejandro Valverde se despedía de su enésima gesta por longevidad y pundonor. Pero mantiene una buena cantidad de héroes con los que ilusionarse. Porque el balear Eric Mas parece dispuesto a todo. Y por qué no imaginarlo al frente de los escarceos que puedan surgir en el corazón de la comarca de La Axarquía. El de Movistar podría así rendirle el mejor tributo posible al compañero retirado, al ángel caído en plena batalla.

Esta Vuelta a España es muy diferente por muchos motivos. Después de más de un año de lucha contra el coronavirus hemos perdido a demasiados efectivos. La serpiente multicolor ha empezado a tener retiradas forzosas e ilustres. Pero al otro lado de la pantalla se nos va una generación que creció viéndose reflejada en aquellos españoles que se abrían paso en el Tour.

Hace bien poco que nos abandonaba el mítico ciclista cordobés Antonio Gómez del Moral. A él le deberé eternamente buena parte de mi afición por el deporte de las dos ruedas e, indirectamente, haber tenido la suerte de ejercer como periodista durante casi un cuarto de siglo. Quiso el azar que él coincidiera en Tenerife con el padre de este humilde articulista, a principios de los sesenta, cuando el servicio militar obligatorio duraba cerca de año y medio.

Perdí a mi progenitor hace seis meses e imagino a uno y a otro contando anécdotas de entonces cuando mañana la caravana ciclista cruce las curvas que separan El Morche de Lagos, la localidad veleña en la que se hunden mis raíces paternas. No tengo que imaginar demasiado porque Del Moral ha ejercido durante décadas de director deportivo de la Vuelta a Andalucía. Así logré que se reencontrasen ambos quintos (por ahí guardo alguna instantánea a la que todavía no tengo fuerzas para volver).

«¿Quién se conserva mejor?», preguntaba Paco en presencia de Antonio. Y se enfrascaban en recuerdos de una España en la que hasta todo un campeón del Tour del Porvenir o participante en las grandes rondas internacionales tenía que cruzar los dedos para obtener el permiso militar para abandonar Canarias.

Papá, mañana tampoco podré comentar contigo esta etapa que con tanta ilusión esperabas. Igual que te he echado muchísimo de menos durante mi primer Tour sin ti. La semilla del trabajo duro, del ciclismo en mayúscula, ha germinado no obstante y ha dado sus frutos en la extensa familia que has conformado.

Esta vez te toca disfrutar de otra manera, con Antonio como comentarista único, del tránsito por Torre del Mar, de las curvas por Vélez hacia Benamocarra, del puerto de Almáchar, de la bajada hacia Moclinejo y Benagalbón. Y de esa meta marinera en Rincón de la Victoria. Gracias por haberme inculcado este gran deporte desde la cuna, con anécdotas de tu quinto «el ciclista» desde mi primer biberón.