Opinión | Carta al director

Javier Torres Sanz

Qué somos Cuba y España

A muchos, como a mí, nos chocó el que nuestro presidente no se decidiera a definir el régimen cubano sino negativamente: «No es una democracia». Pero la verdad es que en política, como en todo, siempre hay de todo, sin lo que no podría haber evolución, aunque sea a un ritmo exasperante para nuestra corta vida.   Con falsa claridad, abstracta, matemática, simplificando la compleja realidad, se nos enseñó que sólo existen tres regímenes, según manden uno, varios o todos. Pero hasta el mayor tirano no podría sostenerse sin la complicidad de varios. En Cuba comenzó a decaer un mínimo la dictadura a la muerte de Castro, como en España a la de su «extraño» amigo Franco, aunque todavía estemos como estamos.   En Cuba sigue imperando una oligarquía, fundamentalmente política, mientras que aquí es mucho más compleja, predominando a ratos la política, la económica, la militar, la judicial o la religiosa; conjunto de privilegiados que, en cuanto pueden, mantienen aislados, a nuestra península e islas, como si fueran un mar, de la democracia, como acogotan aún más a la isla cubana.