Opinión | El copo

Diez plagas de España

Tal como llegó se marchó, dicen. Deseo creer que estamos libres del maldito bicho, y ya podemos besarnos, abrazarnos y brindar, brindemos pues: ‘chin-chin’. Pero ojo, que otras ‘plagas’ llegan en silencio. La ‘primera’ podría ser un equipo de fútbol de Moldavia, el Sheriff, que ha vencido al todopoderoso R. Madrid en el mítico Santiago Bernabéu.

En ‘segundo’ citemos al ala izquierda del gobierno de Pedro Sánchez en su afán de finiquitar la política sanitaria de MUFACE, para que todo sea controlado por el ‘aparato’ estatal.

A bombo y platillo se anuncia la subida del salario mínimo interprofesional en 0,50 céntimos diario; para un bollo de pan, y punto pelota. A mí no me preocupa casi nada el huido Puigdemont, pero sí podríamos tildarlo de ‘mosca cojonera’, y situarlo como cuarta plaga que aparece y desaparece como el ministro Castell.

El precio de la luz se lleva la medalla de oro de las plagas; en verano porque es verano, y en invierno por la tiritera que se avecina.

Hasta la Iglesia con mayúsculas, me refiero al papa Francisco, se ha convertido en plaga por pedir perdón al mundo por la ‘evangelización’ llevada a cabo en México; hasta la intrépida Ayuso ha salido al paso de la ‘castaña’ histórica que unos aplauden y otros critican.

Descabalgados del gobierno Carmen Calvo y Ábalos, preocupa que el eterno ‘dedazo’ lance a ambos a presidir comisiones parlamentarias bien retribuidas; sigue intacta la plaga del ‘dedazo’.

La llamada mesa de negociación con Cataluña sigue llevándose la palma de la desfachatez, me das y te voto; y si no ‘largas’ lo suficiente volvemos a la república, y cosas por el estilo.

El ministro Escrivá amenaza con subir la edad de jubilación y, lo más grave, nuestra juventud se mutila entre botellones; qué pena.