Opinión | Cartas de los lectores

Fany Prieto

El respeto te hace mejor

Fany Prieto, en el hotel en el que trabaja en Torremolinos.

Fany Prieto, en el hotel en el que trabaja en Torremolinos. / L. O.

Me llamo Fany y soy de Paraguay. Hace dieciséis años que vivo en España. En este tiempo he evolucionado: trabajé de interna, después fui camarera de piso, más tarde supervisora y desde hace unos meses subgobernanta en un hotel de Torremolinos. Vivo con mi hija de 19 años. Soy madre soltera y mi sueldo de maestra en una escuelita de Paraguay no alcanzaba para que mi niña y yo tuviéramos una casa independiente. Por eso pedí una excedencia y dejé Paraguarí, mi ciudad, buscando mejorar mi situación económica. Al principio vine sola y empecé a trabajar de interna, cuidando a personas mayores. Mi hija quedó a cargo de mi madre, hasta que la traje conmigo con 12 años. Recuerdo bien cuando era interna en Alhaurín de la Torre, me sentía como parte de la familia y aún hoy mantengo el contacto. 

Pero soy muy inquieta, tenía ganas de progresar, así que hice algunos cursos y envié currículos. A los tres años de vivir en España dejé el trabajo de interna y me decidí a buscar una casa en Fuengirola. Allí es donde conocí Málaga Acoge e hice un curso de camarera de piso. Fue un puente hacia adelante. Desde que terminé esta formación no paré de trabajar hasta que llegó el confinamiento en marzo de 2020. Me he movido por muchos sitios de la costa: Torremolinos, Fuengirola, la Cala de Mijas... Mi puesto actual de subgobernanta es de bastante responsabilidad. Coordino, reviso... trabajo mucho porque el hotel es grande. He llegado nueva y me he ganado a las compañeras porque como empecé siendo camarera de piso conozco bien lo duro del trabajo. Al llegar a España echaba mucho de menos ser maestra. Hoy día han mejorado bastante los sueldos en Paraguay, pero ya mi vida y la de mi hija están aquí. Incluso cuando he vuelto a visitar a mi familia me he sentido un poco desubicada en mi propio país. Desde que llegué he tratado de abrirme a la cultura de España donde hay gente de todas partes. En mis comienzos sentí algunas actitudes racistas, pero hice para que no me afectase mucho porque no todos no son así. Mi hija tiene amigos de distintas nacionalidades y yo la he educado para valorar la diversidad.   En mi camino ha habido momentos difíciles en los que he querido tirar la toalla. Cuando traje a mi hija no tenía trabajo, lo pasé regular y Málaga Acoge siempre ha estado ahí, acompañándome en las buenas y en las malas. También a mi hija, que participó de pequeña en las colonias de verano mientras yo trabajaba. Ahora a ella también la están apoyando en temas de empleo. Hizo un curso de atención sociosanitaria a personas dependientes y le gustaría estudiar un grado de emergencias sanitarias. Yo digo que la asociación es la madrina de mi niña. Estoy muy agradecida.    En mis días libres, los miércoles y jueves, me gusta pasar tiempo con mi hija y aprovecho para ponerme al día con la casa. También salgo a caminar, cocino y, en verano, me gusta ir a la playa y desconectar. Frecuentemente hablamos con la familia en Paraguay, con mi padre y mis dos hermanos, a los que no veo desde hace tres años ya.    Estoy contenta porque en el hotel me dijeron que cuentan conmigo hasta el año que viene. Ahora mi próximo objetivo es sacarme el carné de conducir.    Poco a poco he ido avanzando hasta ser subgobernanta y desde mi nuevo puesto trato de ser una compañera más. Porque no te hace buen jefe el imponer y dar órdenes, sino el respeto, que es lo que hace mejor a las personas.