Opinión | La Bodeguilla

Ensayo andaluz para el ring electoral

Sánchez, Moreno y Espadas, comiendo plátanos de Canarias en apoyo a La Palma

Sánchez, Moreno y Espadas, comiendo plátanos de Canarias en apoyo a La Palma / E. P.

Sobre la barra de La Bodeguilla, también se habla -de vez en cuando- de política andaluza. Las conversaciones a varias bandas activadas por el Gobierno autonómico de PP y Ciudadanos, para sacar adelante los presupuestos de 2022, han dado pie a variadas especulaciones sobre todo lo que sigue en el aire con vistas a los comicios regionales del próximo año. Y la convocatoria para noviembre del congreso del PP ha terminado de airear la posibilidad de un adelanto electoral primaveral que suplante las fechas ‘prenavideñas’ en las que se cumplen los cuatro años. Sin embargo, a estas alturas solo estarían garantizados como previsibles candidatos a la presidencia los dos ‘pesos pesados’ del PP y el PSOE, Juanma Moreno y Juan Espadas respectivamente. O sea, el boxeador que defiende el título logrado con pactos a la derecha y el que se estrenará en el mismo ring democrático como cabeza de cartel. De momento, se limitan a ensayar para el combate con unas dosis de cierto ‘feeling’ -o cuando menos de escenificadas buenas intenciones- que ponen de los nervios a la agresiva bancada de Vox y suscitan ciertos celos en el vicepresidente por Cs, Juan Marín. Mientras, el portavoz de la Junta, Elías Bendodo, echa mano de una de sus especialidades: la de hacer de ‘poli malo’ para relativizar cualquier acercamiento al PSOE. En este panorama saltan casi tantas chispas como en ‘la foto de los plátanos’ que protagonizaron Moreno, Espadas y Pedro Sánchez el pasado martes en Sevilla como apoyo a La Palma.

Eso sí, la del todavía alcalde hispalense no será la única cara nueva en el combate de las urnas andaluzas. De hecho, solo habría un repetidor más en la figura de Juan Marín, siempre y cuando el político sanluqueño saque adelante unas primarias naranjas en las que probablemente se mediría con la consejera de Igualdad, la onubense Rocío Ruiz.

Mientras, en la pata incómoda de la alianza tripartita, sigue sin definirse el liderazgo andaluz de Vox. Después de que el controvertido candidato Francisco Serrano desapareciese del mapa o de que Alejandro Hernández fuese apartado de la portavocía para entregársela a Manuel Gavira, en los mentideros afines a Vox se da prácticamente por seguro que «será una mujer». Y, aunque se desinfló la ambiciosa posibilidad de Macarena Olona, la mejor situada es la diputada malagueña Patricia Rueda. También tendrían opciones otras dos parlamentarias nacionales: la almeriense Rocío de Meer o la sevillana Reyes Romero. En lugar de promocionar a alguno de sus representantes en el Parlamento de Andalucía, Santiago Abascal prefiere los vínculos con el aparato de Madrid que garantizan quienes ocupan escaño en el Congreso de los Diputados.

Tampoco está la cosa clara en la puesta de largo de Unidas Podemos, que probará suerte con esa fórmula que ‘pilló cacho’ en La Moncloa y dejaría atrás la sangrienta experiencia de Adelante. El hecho de que a la ronda de contactos de los presupuestos acudieran de forma conjunta, pese a que no ejercen en las Cinco Llagas, los líderes regionales de IU y Podemos, el malagueño Toni Valero y la cordobesa Martina Velarde, hace pensar tras la retirada de la política de Noelia Vera que uno de los dos podría ser el elegido. Tendría ventaja la diputada morada. Además, está por confirmar la previsible candidatura de Teresa Rodríguez en una aventura andalucista de izquierdas en la que, quizás a nivel orgánico, jugará también un rol estelar su pareja Kichi, el alcalde de Cádiz.