Opinión | Málaga de un vistazo

Más de lo mismo

No sé cómo vamos a terminar con la corrupción si cuando finalmente se confirma cada caso la mayor parte de los implicados salen indemnes, sin pena y con gloria, sin pedir perdón ni sentirlo en absoluto, se ensucian sus nombres, pero el dinero -más sucio todavía- sigue en sus cuentas, invita la casa, la tuya, la mía, la de todos.

Será que tendremos que aprender a convivir con ella, si es que no lo hemos hecho ya, la corrupción es cultural y endémica, como los toros y el turrón, como el jamón y el macho ibérico. Habrá que pasar página a los papeles de Bárcenas; ya es una verdad jurídica la financiación ilegal y también los sobresueldos y otra verdad igual de cierta es que no pasará nada con todo eso.

A mí ya hace años que me aburre cualquier noticia sobre corrupción porque siempre pasa lo mismo: salta a los periódicos como un escándalo, pero a fuerza de investigar el caso durante años se convierte en rutina, en una cosa más del día a día, y ya ni sorprende, ni indigna el desenlace, por eso terminan como terminan, sin acabar con nadie. La corrupción no es noticia, la noticia es el nuevo nombre que sale en la lista, pero en el mejor de los casos, otro ocupa su lugar y aquí no ha pasado nada, sigan, sigan.

Hay quien consigue siempre esquivar la lógica de las leyes. No es que no paguen por sus errores, es que te los cobran. Y así vamos, viendo como el castigo nunca es mayor que el premio y como la culpa no encuentra su lo siento. Los responsables no se hacen cargo de nada, si acaso se lo van cargando. Y año tras año hemos de sumar a tanto gasto el impuesto indirecto de sostener una corrupción a la que no se le ve remedio alguno porque le soluciona a demasiados la vida.

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