Opinión | Tribuna

¿Quién cuida a las que cuidan?

5 de noviembre, Día Internacional de las Personas Cuidadoras

El 5 de noviembre, Día Internacional de las Personas Cuidadoras, es una iniciativa de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, y de la Fundación Envejecimiento y Salud. Un día en el que se pone en valor la función de la persona cuidadora.

El incremento de la esperanza de vida, la disminución de la tasa de natalidad y los avances científicos perfilan en las sociedades más avanzadas un incremento progresivo, pero notable, de personas con enfermedades crónicas y personas dependientes. Este contexto socio-demográfico justifica la necesidad del aumento de personas prestadoras de cuidados. En el año 2050 habrá dos personas mayores de 65 años por cada tres personas en activo.

En la provincia de Málaga, el índice de envejecimiento (el porcentaje que representa la población mayor de 64 años sobre la población menor de 16 años), es del 111,12%, con un incremento acumulado del 32,5% desde el año 2001. El número de personas solicitantes de una prestación por dependencia fue de 63.513, un 3,77% de la población, datos de abril de 2021.

Cuando hablamos de personas cuidadoras estamos hablando en un porcentaje abrumador de mujeres. En el caso de las cuidadoras informales, aquellas que prestan los cuidados en el entorno familiar, el perfil es de mujer casada, mayor de 45 años, con hijos, con estudios superiores cuatro de cada diez, la mitad de ellas compaginan trabajo con los cuidados de familiar dependiente y cuya relación con la persona cuidada es paterno filial en la mayoría de los casos.

El hecho de que sea la mujer la que asume la responsabilidad en los cuidados no es ninguna casualidad, es fruto de una sociedad contextualizada en un patriarcado dominante. El cuidado forma parte del rol asignado a la mujer, con consecuencias cualitativas y cuantitativas negativas para las mujeres en el espacio social-laboral-económico. En muchas ocasiones, las mujeres tienen que renunciar a sus proyectos de vida tanto personales como profesionales para priorizar en los cuidados, además, la sobrecarga de trabajo y la falta de reconocimiento, supone un desgaste físico y emocional.

Desde CCOO, venimos reivindicando para el colectivo de personas cuidadoras informales la mejora de la información, capacitación y asesoramiento para este colectivo. Fomentar el relevo en el cuidado, para permitir el descanso de estas personas. Controles regulares de la capacidad y la voluntad de los cuidadores informales para soportar la carga de la atención. Mejorar sus derechos sociales y mayores posibilidades de permanecer en el mercado laboral (Ej.: subsidios a tiempo parcial). Fomentar medidas para apoyar su participación en el mercado laboral (Ej.: trabajo flexible y horarios reducidos).

El grave impacto ocasionado por la pandemia entre la población de mayor edad, la más vulnerable a las consecuencias del contagio, ha puesto en evidencia importantes deficiencias en la gestión, financiación y gobernanza del Sistema de promoción de la Autonomía personal y Atención a la Dependencia (SAAD) por parte de las instituciones públicas en Andalucía. El modelo tendencioso de privatización de los servicios de atención a la dependencia, con licitaciones temerarias a la baja, dinamita el principio fundamental de «calidad, garantía y universalidad». Y de esto saben muy bien las cuidadoras formales que forman parte de las plantillas de las empresas privadas que ofrecen el servicio de ayuda a domicilio: 1.600 desde la corporación municipal del Ayuntamiento de Málaga y otras 1.600 desde la Diputación Provincial de Málaga, mujeres todas ellas en más de un 90%. La temporalidad, la parcialidad y los salarios por debajo del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) representan el perfil de este colectivo.

Desde CCOO, venimos exigiendo a la patronal y a la Junta de Andalucía, como responsable subsidiaria que debe de ser en la gestión de las adjudicaciones, el desbloqueo de la negociación del Convenio Estatal de Dependencia. Aumento salarial de las plantillas que no se han visto beneficiadas de la subida del precio hora del servicio que la Junta de Andalucía paga a las empresas, 14,60 euros. Aumento en el número de horas de contratación de las trabajadoras, sólo el 6% de ellas están a jornada completa. Conciliación de la vida laboral y familiar. Organización eficiente del trabajo que evite los tiempos muertos entre un servicio a domicilio y el siguiente.

Las personas cuidadoras han venido prestando este servicio esencial de forma presencial desde el primer momento de la pandemia en cada uno de sus espacios de intervención, residencias, centros de día, domicilios y hospitales.

Durante el confinamiento, hemos salido a los balcones y a las ventanas a aplaudir y agradecerles su valentía y su dedicación en los momentos más difíciles. Es nuestro deber reivindicar y luchar por conseguir unas condiciones laborales que dignifiquen la figura de las personas cuidadoras y es obligación de las instituciones públicas andaluzas garantizar, desde una financiación pública adecuada, que la gestión de los servicios de cuidados no priorice los intereses económicos de las empresas en detrimento de las condiciones laborales de las personas cuidadoras formales.