Opinión | EL COPO

Lo conseguí

Los populares, que parecían tener a ‘tiro de piedra’ una posible victoria, se ven ahora enzarzados en una batalla entre la dulce Ayuso y el colchonero alcalde Almeida por hacerse con la presidencia

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado.

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. / EFE

Sé que la noticia interesa solamente a los más próximos, y al que esta columnilla redacta; también sé que los habrá que piensen que la cosa no es para tanto, y que ya está bien de sacar pecho por nada y a la primera de cambio; claro es que me importa un pimiento -con perdón- lo que el posible lector pueda pensar de lo que escribo, porque esto, lo de escribir, lo hace un servidor por mí, y punto.

Los populares de Pablo Casado, que parecían tener a ‘tiro de piedra’ una posible victoria nacional sobre los ‘socialdemócratas’ de Pedro Sánchez, se ven ahora enzarzados en una batalla entre la dulce Isabel Díaz Ayuso y el colchonero alcalde Almeida por hacerse con la presidencia política del partido en la comunidad madrileña, y ya saben que la ‘guerra civil’ es la más cruenta de todas.

Y con este lío que asoma sus narices por el idílico Congreso de los Diputados, llega un servidor con sus cosas, sus éxitos y amoríos.

Cuando está a tiro de piedra la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado por el batiburrillo socialdemócrata, Belarra y los suyos, el gentío de Otegi, los chicos de Esquerra, el hombre de Teruel, el uniformado PNV, los canarios, el de Más y Compromís y un par de desquiciados más que andan por allí; cuando todo se va a resolver de aquí a nada, llega el escribidor de turno a contar una tontada que cree -será memo- va a cambiar las raíces del mundo.

Pues un servidor, que lo es de usted -aunque no lo crea, y hace muy requetebién en no creerlo- se presenta para decirle que después de 70 años fumando todos los días, ha dejado tan hermoso vicio desde hace veinte días.

Y se puede, no lo dude.

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