Opinión | TRIBUNA

Dos socialistas que ejercen de socialistas

La ultraderecha no tiene más argumentos que el insulto y la macarra provocación. Perdonen ustedes este exordio, pero no he podido evitarlo

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No es fácil escribir, y más con objetividad, de dos amigos, mejor, de dos personas que han hecho de la política al servicio de los ciudadanos el motor de su vida. Pese a ello, intentaré acercarme a ellos con la altura que exigen los nuevos tiempos en los que hasta hay imbéciles que utilizan el Parlamento para llamar gilipollas a la ministra andaluza, María Jesús Montero y otro descerebrado retara a darse de hostias en la calle con Baldoví, actitud matonesca y de chulería fascista que identifica a quienes pretenden hacer del Congreso el corral donde retar a quien no piensa como tú. La ultraderecha no tiene más argumentos que el insulto y la macarra provocación. Perdonen ustedes este exordio, pero no he podido evitarlo. Pensar que, algún día, la ultraderecha se siente en el Consejo de Ministros es para echarse a temblar. Y a lo que voy, poner letra a una canción protagonizada por dos personas malagueñas, socialistas para más señas, señores de la política que jamás en su extensa vida profesional hicieron del insulto su arma para callar al adversario, todo lo contrario-. Y ya es hora de decir los nombres: primero, Ruiz Espejo y, en segundo lugar, Daniel Pérez, los dos, amigos, como he dicho.

Llevo años siguiendo su actividad social y política. Ni un reproche. Han ejercido y son socialistas en la esencia de lo que es el partido socialista. Conocí a Ruiz Espejo hace años, en una mañana soleada cuando era delegado de la Junta de Andalucía en Málaga. Cuando hay tanto cantamañanas en el discurso político de él me sorprendió sus silencios, la capacidad de escuchar, de masticar ideas y sus razonamientos dotados de suficientes argumentos como para convencer. Ruiz Espejo, sólido, sensato, sabiendo cuál era su sitio, sin pisar callos fue creciendo políticamente y así pudo obtener los apoyos suficientes para hacerse con la secretaría de los socialistas malagueños, sustituyendo a otro histórico socialista, de cabeza y corazón bien amueblados como es Miguel Ángel Heredia.

José Luis Ruiz Espejo, salvo cuando mitineaba, no levantaba la voz. Y aun así, argumentaba sus ideas con la pasión de la que siempre hizo gala en defensa de los más oprimidos. No era Ruiz Espejo dado a generar titulares de prensa, algo habitual en los políticos que carecen de ideas, sino que trataba, siempre, en defender posiciones desde la templanza y el convencimiento. Recuerdo que en cierta ocasión me confesaría que ser y ejercer de socialista en los tiempos que corren no era fácil, dominados por los castrados populismos (lo de castrados lo afirmo yo) y por quienes hacían de la política un mercado persa (esto también lo digo yo), pero en esencia eso es lo que se desprendía de sus razonamientos. Y de él, tener en cuenta su insobornable lealtad. Primero a su partido y, en segundo lugar, a quien fuera durante muchos años su referencia, la presidenta Susana Díaz. En política tener criterio y lealtad fundada no es lo habitual y quizás, por ello, el nuevo líder del Partido Socialista Obrero Español de Andalucía, el todavía alcalde de Sevilla Juan Espadas lo incorpora a su equipo y le honra con presidir el Congreso que este fin de semana se celebra en Torremolinos. Pocos de los socialistas que estarán en el mismo recuerden que en diciembre de 1977 y en esta misma localidad los socialistas andaluces celebraron su primer congreso, abriendo la más exitosa etapa que se recuerda de un partido y donde fuera elegido secretario general de los socialistas andaluces quien años más tarde sería presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla y Camoyán. ¿Una premonición? Veremos.

De Daniel Pérez, al que conozco menos, es preciso reconocer su sólida formación universitaria, demostrada capacidad para poder para diseñar el futuro de Málaga, posiblemente tras las próximas elecciones, futuro que cada vez se encuentra más anquilosado. Daniel Pérez tiene ideas claras y sabe formar equipos. Es lo que necesita la ciudad de Málaga donde los personalismos hacen agua. Siendo, como era, político cercano a Susana Díaz tuvo sus lógicas dudas cuando decidió pasarse con sus armas y bagaje a quien ahora libra batalla para volver a gobernar a los andaluces, el socialista Juan Espadas. Daniel Pérez para los fundamentalistas que rodeaban a Susana Díaz es un soberano traidor pero cuando dio el paso para presentarse para sustituir a Ruiz Espejo al frente del partido en Málaga y quizás siguiendo la trayectoria política de su nuevo jefe, Juan Espadas, ha hecho de la integración su objetivo principal, cerrando heridas. Que lo consiga, es el deseo de quien esto escribe. Lo mismo que desean dos históricos y cualificados socialistas andaluces, Antonio Moreno Ferrer, alcalde de Vélez Málaga y José Bernal que fuera alcalde de Marbella, muñidores en la sombra de pactos y acuerdos futuros. Que así sea.