Opinión

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EL SÍNDROME DE PROCUSTO

Procusto fue un posadero maléfico que ofrecía hospedaje a viajeros en su casa en las colinas de Ática. Una vez allí, los inducía a recostarse sobre su cama de hierro a descansar. Mientras los visitantes dormían, Procusto los amordazaba y ataba al lecho. Si las víctimas eran más largas que la cama y sobresalían, cortaba partes de su cuerpo para ajustarlos al tamaño del lecho. Por el contrario, si eran de menor tamaño que la cama, los descoyuntaba a martillazos con el fin de estirarlos. Finalmente, fue el héroe Teseo quien puso fin a los crímenes de Procusto cuando lo retó a medirse en su propia cama y le dio de probar su propia medicina. En psicología, el concepto de Síndrome de Procusto se utiliza para definir a aquellas personas que son intolerantes y miedosas respecto hacia lo que es diferente o desconocido y, por sobre todo, hacia lo que es mejor. Viven estas situaciones como amenazas a su propia persona y a sus propios intereses, desplegando conductas para sentirse a salvo, como humillaciones, boicots o limitaciones impuestas a las personas que los intimidan. Las características de estos sujetos son las siguientes: son personas con autoestima muy baja que pueden llegar a parecer lo contrario para resguardar su fragilidad en una falsa autoestima, presentan una continua sensación de frustración, están constantemente evaluándose o comparándose con los demás, la tolerancia ante el error o la equivocación es mínima, tienen ideas o creencias de inadecuación, son personas muy sensibles e inestables emocionalmente, se presentan como personas empáticas en un primer momento. En fin ¿conoces a algún Procusto? ¿Lo serás tú?...

Venancio Rodríguez Sanz. Málaga

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