Opinión | Málaga de un vistazo

El hombre que come pianos

Al celebrar su medio siglo, la Feria del Libro se instala frente al mar para entreverarse con la brisa fresca de noviembre y un sol luminoso que tiempla una semana escrita desde la pluma de una normalidad anhelada entre escritores, editores y libreros. Interrogantes perfilados en el cielo de la ciudad me preguntan: ¿Por qué el libro –ese amigo cómplice que jamás defrauda- consigue restablecernos siempre de un tiempo de incertidumbre? Éste se impone como bálsamo para devolvernos la risa por la ilusión del reencuentro. La tarde noche del pasado lunes, el crepúsculo estaba asentado en una larga cola en calle Ollerías 34 ante el dintel del Centro Cultural MVA, expectante por entrar a la presentación de la última obra del creador con espíritu renacentista Ángel Idígoras : ‘El hombre que come pianos. Ángel Idígoras conversa con Kayto’ (Maldragón Editorial). Organizado por la Biblioteca Cánovas del Castillo de la Diputación Provincial, el salón de actos se trocó en una carpa de circo donde las luces de la tertulia, la magia y el clown encendieron las sonrisas de un público transformado en niños de todas las edades. Idígoras, con la traza de la entrevista como género literario, nos invita a conocer a Kayto, a toda una vida ligada al mundo del espectáculo. Tras décadas sobre los escenarios, aprendió de sus padres el fascinante arte del clown e incorporó la magia, mezclando estos dos cosmos con el único fin de divertir. El libro se dibuja en una conversación coral ilustrada con la persona, el payaso, el mago y el filósofo; un periplo de ensueños, anécdotas y mucha filosofía disfrazada son la fibra conductora de una trama asombrosa sobre una vida mágica e incomparable, en la cual consigue hacer posible lo imposible para despertarnos la dormida risa de chiquillo. Al más puro estilo Idígoras, este libro nos abre el alma de un mago y el corazón del payaso, quien por una noche logró transformar a Kayto en Cacagüete.