Opinión | Málaga de un vistazo

Un coma con punto final

Un hombre nos cuenta que estuvo 35 años en coma, que en 1979 tuvo un accidente que lo dejó en cama hasta el 2014 y que al despertarse y verse en el espejo renegaba de su imagen, ese no era él, ese es un viejo, y él era tan solo un joven de 22 años que quería de vuelta la vida que le había sido robada, el cuerpo que le arrebataron, de aquellos tiempos conservaba a su novia que por avatares de la vida ya estudiaba enfermería y pudo cuidar del enfermo, con el que se casó y tuvo un par de hijos o hijas.

La historia se hace viral, parece que a todo el mundo le resultó increíble, pero increíble de no creérsela. Pasó sólo el filtro del periodista que le entrevistó y los medios que lo publicaron. Si la noticia viene bien pues ni se contrasta, la narrativa por encima de lo verídico.

Apenas un día después nos desmiente él mismo su historia, y el coma de 35 años pasó a no durar ni 24 horas. Por lo visto sólo quería hacerse famoso y vender sus libros, pero la fama que consiguió vino precisamente a partir de no tragarse nadie sus cuentos, se quedará él toda la tirada.

Y a lo mejor no era tanta la mentira, y el hombre un día despertó, se miró al espejo con los ojos de aquel joven de 22 años y se pegó un buen susto al verse viejo y darse cuenta de que le pasó entera la vida sin enterarse de nada, lo mismo sintió realmente un escalofrío que recorrió todos sus años en un segundo y llegó a pensar que estuvo si no en coma, en un estado hipnótico, no consciente de que el tiempo pasa sin esperar a nadie. Quizás esa mentira a todos era en realidad un intento de autoengaño que le hemos fastidiado.

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