Opinión | Palique

Navidad, incluso

Me gusta la Navidad a condición de que sea una vez al año. En unos días encienden las iluminaciones navideñas y los paseos por el Centro se vuelven desconcertantes

Un día eres joven y al siguiente ya sabes lo que vas a cenar en Nochebuena cuando aún medianea noviembre. Los expertos aconsejan comprar ahora el marisco dado que durante las fiestas podría encarecerse. Como si a día diecisiete del mes tuviéramos para gambas. Hay que ser previsor, nos dicen. La gente va estos días a los supermercados adivinando el hambre que van a tener sus cuñados en el almuerzo de Navidad. Siempre es mejor que sobre, aunque nos falten ganas de meternos en la cocina. Este año, a la tradicional incertidumbre y a los consabidos encarecimientos de productos, hay que sumar un posible desabastecimiento. Y el repunte del covid. Parece que nos ha mirado un (Papá Noel) tuerto. El hombre es el único animal que tropieza toda la vida con la misma Navidad. Salvo cuando lo confinan, que ha sido una vez. Volveremos a la cena de empresa, con la consabida tajá de Gutiérrez, a la cara de póker cuando la Lotería pasa de largo, a las bullas para comprar un detallito, al este es el último trozo de turrón de chocolate que me como y al dejaos de hablar de política que esto va a acabar mal. Niño, suelta las uvas que esto son todavía los cuartos. Me gusta la Navidad a condición de que sea una vez al año. En unos días encienden las iluminaciones navideñas y los paseos por el Centro se vuelven desconcertantes: no sabe uno si está en la Feria, en Navidad, en el bullicio de una procesión de Semana Santa o en un concierto de Bisbal. Y así hasta el día de Reyes, o sea un diez por ciento del año es Navidad. No es que se te haga larga por sueldo corto o ausencia de seres queridos, es que es larga.

No es una queja es un resabio estadístico. La buena fama se la lleva el verano pero no es moco de pavo, o sí, como se lo pasa uno en Navidad. Todo el mundo tiene el verano de su vida pero nos pasamos la vida pensando a ver si esta va a ser nuestra gran Navidad. Difícil, si hay desabastecimiento de peladillas. La Navidad es mejor si uno goza de amistades, aunque esto es aplicable también a los domingos por la tarde, la formación de equipos de balonmano o las orgías.