Opinión | Tribuna

Baloncesto, educación y sanidad

Necesitamos recuperar la sonrisa, más allá de la mascarilla. Urge sentirnos más humanos en una sociedad que está acusando la dureza de una larga pandemia que ha cambiado radicalmente varias de nuestras costumbres más arraigadas. Besos y abrazos llegaron casi a desaparecer en los momentos más críticos, perdiéndose gran parte del contacto y relaciones sociales que siempre hemos tenido.

Hace un año recibí el alta tras pasar dos interminables semanas ingresado por una neumonía bilateral provocada por la COVID-19. Los excepcionales cuidados médicos y humanos del personal del Parque San Antonio, así como la atención constante de familia y amistades, supusieron la mejor medicina para recobrar la salud. Una experiencia personal dura que me permitió pensar mucho durante el tiempo hospitalizado.

Durante mi estancia en el hospital, entre pruebas y medicación, tres fueron los asuntos que rondaron en mi cabeza la mayor parte del tiempo ayudándome a pasar el tiempo aislado en la habitación. Baloncesto, Educación y Sanidad, temas muy importantes en mi vida, se convirtieron el centro de reflexiones y proyectos que, en un ejercicio de catarsis, me atrevo a compartir hoy con todos vosotros.

El baloncesto es mucho más que una afición para mí. Desde hace muchos años, el básket forma parte esencial de mi vida y de mi familia. Ir al Carpena con las pancartas, animar a los jugadores de Unicaja, disfrutar con el ambiente que rodea a los partidos, son cosas que hemos perdido en estas temporadas. Afortunadamente se está recuperando la normalidad pero las sensaciones que nos ofrece el equipo no son aún del todo satisfactorias.

Si hablamos de Educación, el panorama no es mucho más halagüeño. Constantes e incompresibles cambios legislativos, una inversión insuficiente para las necesidades existentes y la eterna sombra de la duda sobre la red pública, son razones que justifican las carencias que soporta el sistema educativo. Docentes, familias y alumnado tienen demandas acrecentadas durante estos cursos. Los jóvenes presentan mayores problemas relacionados con la salud mental, se ha incrementado el uso de la tecnología y son necesarios más recursos para la respuesta educativa necesaria a cada caso.

Y en el ámbito sanitario, la problemática es aún más dolosa. Nos hemos olvidado de quienes recibían las ovaciones cada tarde, que doblaban turnos sin desfallecer en pos de cuidar a los miles de enfermos. La sanidad vuelve a estar en el ojo del huracán pero por la confrontación interesada entre políticos, los innumerables despidos o la presión de los antivacuna.

Allá por marzo de 2020 soñábamos con convertirnos en una mejor sociedad. Pero para ello es imprescindible superar el clima de enfrentamiento que vivimos. Alejémonos de los extremos y busquemos puntos de acuerdo que nos permitan crecer y avanzar.

En mi caso, y después de muchos años, me he reconciliado con el baloncesto entrenando a un equipo de niños en ADESA Málaga. Trabajar con los chicos, enseñarles a disfrutar en equipo, ver cómo sonríen cuando dan un buen pase o celebran la primera canasta del compañero que empezó a entrenar hace pocas semanas, es motivo de alegría cada semana. Es fabuloso vivir esas sensaciones con unos chavales que te dan mucho más de lo que puedas esperarte. Es esencial dar continuidad al deporte base para cuidar la salud física y mental de los más jóvenes.

Lo mismo he puesto en práctica en mi trabajo. En el Gaona estamos de celebración por su 175 aniversario. El que fuera único instituto de Málaga, ahora presenta una realidad totalmente diferente. Cada éxito individual (ayudar a un joven a que no abandone el sistema educativo, ofrecer una segunda oportunidad a quien dejó sus estudios años atrás o contribuir a superar una anterior situación de acoso escolar) suponen una gran satisfacción personal dentro de un trabajo en equipo bien realizado. Un maestro regresa al instituto cada día con la ilusión de ayudar a cada chico en su proceso de crecimiento.

Por último, en relación a la Sanidad, lo más acertado sería hacer lo que me dijeron quienes me cuidaron en el hospital. Disponer del personal suficiente, con unas buenas condiciones de trabajo (en cuanto a remuneración y descansos) y contar con la formación, el material y el equipamiento necesario. No podemos convertir a la salud en un juguete roto ni dejarlo como objeto de especulación económica. Junto a la Educación, la Sanidad es elemento prioritario para mantener una sociedad del bienestar.

Estas tres cuestiones (deporte, educación y sanidad) son imprescindibles para el desarrollo de un país moderno. Como ciudadanos tenemos la obligación moral de hacer el bien, abandonar la cultura de la queja y buscar lo mejor para quienes nos rodean. Aunque no podamos cambiar el mundo, cada granito de arena suma.