Opinión | El copo

El Papa y la vicepresidenta segunda

El Papa Francisco y Yolanda Díaz.

El Papa Francisco y Yolanda Díaz. / EP

Tal vez el título de este ‘copo’ no corresponda a la realidad, pues según cuentan los que de estas cosas saben, los ‘espías’, la Vice 2ª del Reino de España no fue recibida por el Papa en función de su cargo sino, dicen, por el sencillo hecho de llamarse Yolanda y ser una muy buena comunista gallega con la que echar un rato agradable e interesante.

Nadie sabe tampoco cómo se ha tejido el sacro encuentro y quiénes han sido los muñidores del mismo; lo único cierto es que la vicepresidenta segunda del gobierno de Pedro Sánchez, sin que éste se oliera el mediático gol, le ha regalado a Francisco una estola hilada por ‘meigas’ gallegas y que a la salida del encuentro ha anunciado a la ‘canallesca’ que no puede contar nada de lo acontecido en el sacro lugar en compañía del jesuita Jorge Mario Bergoglio, nombre de pila del Papa, aunque habrá que suponer que Yolanda se habrá llevado un santo rosario y algún consejo de la ‘santidad’ que representa el sumo pontífice.

Comienzan las malas lenguas a rociar entre los bastidores de las tertulias televisivas madrileñas -lugar donde se cuece la política de Estado- que este numerito es el primero realizado por Iván Redondo que, en su afán de venganza contra su ‘presidente del alma’, está iniciando el proceso para que Yolanda pueda auparse a la presidencia del Gobierno de España en próximas elecciones o pegarle una tarascada de votos al talego electoral del PSOE. Lo cierto es que a sus cincuenta años de edad, Yolanda ha dado un cambiazo de imagen, para bien, que hará temblar las pestañas de Mónica García, Ada Colau, Mónica Oltra y alguna más cuyo nombre desconozco.

La política, queramos o no, sigue en manos de jesuitas.