Cartas al director

Un gran negocio insano

El consumo de carne se ha más que triplicado en el hemisferio norte porque su producción intensiva ha sido un gran negocio. Eso le ha permitido desplegar una masiva propaganda de que consumir mucha carne es señal de prestigio e incluso muy necesario para la salud. En vano la experiencia y los médicos han probado cada vez más lo contrario. Ni que los ecologistas hayan mostrado cómo daña mucho el medio ambiente, máxime con los cerdos y, más aún, con los vacunos. Ni que los demógrafos hayamos cifrado que aumenta la despoblación rural. Desgracia añadida ahora en España, la concienciación del problema se hace, sobre todo, desde un Ministerio de Consumo que ha sido confiado a uno de los eslabones más políticamente débiles, por minoritarios, del Gobierno, de modo que a los poderosos intereses de los ganaderos intensivos se ha unido una oposición política, la más cerrada y -como ha demostrado la epidemia- antipatriota que se pueda concebir. El colmo es que a esa oposición se ha añadido también la parte mayoritaria del Gobierno, tirando piedras contra su tejado de vidrio, tomando como verídicas las versiones groseramente desfiguradas por sus enemigos de las declaraciones de su ministro.

Diego Mas. Málaga