Opinión | LA SEÑAL

Créanme solo a mí

-¿Tú crees que se han rendido?

-¿Quiénes?

- El Gobierno, ¿quiénes van a ser? Después de echarles para atrás el Tribunal Constitucional, nada menos, los dos estados de alarma, y percatarse de la creciente oposición popular a las vacunas y las mascarillas, no se atreven a imponer restricciones duras, necesariamente impopulares. Además, ¿cómo?, si las multas de la Policía y la Guardia Civil son papel mojado después de las sentencias. Y más si la economía se encoge, porque han decidido que la economía está antes que la salud, aunque lo visten con eso del necesario equilibrio y… Mira, lo han señalado prestigiosos juristas, la vía era el estado de excepción, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Ya está bien de que sean siempre los socialistas los que decreten los estados de alarma, ¿cuándo se va a estrenar Casado?, como Rubalcaba en 2010, por los controladores, ¿te acuerdas?, y ahora otra vez por la maldita pandemia. Y no te pierdas el documento de la Estrategia de Seguridad Nacional y otras perlas que descubro.

El mar estaba en absoluta calma y la temperatura era un poco más fría de lo habitual, pero el gentío se agolpaba a lo largo de todo el Paseo del Parque y la Alameda, como si hubiera sido llamado desde el cielo con unas poderosas trompetas, quizá las de Jericó, y no existiera el virus entre la muchedumbre… Pero no pasa nada, con las luces de calle Larios tampoco, pan y circo, pero no a partes iguales, se decían algunos sin que les oyeran. En cuanto a los Reyes Magos, estaban vestidos por el diseñador de alta costura Jesús Segado, la ocasión lo merece, afirmaron los enterados. 

Los dos amigos, que disfrutaban de una agradable sobremesa, perdían su vista en el horizonte desde lo alto del hotel en el que ahora ya no servían café por el poco margen que dejaba a la empresa. El avión de Melilla pierde altura, muy por debajo de una estela blanca, en su aproximación al aeropuerto.

-De hecho, vivimos en la excepcionalidad del virus, del apocalipsis climático, de… lo que pasa es que funciona lo que yo llamo la hipogresía social, ya me entiendes.

- Los dos estamos de acuerdo en que el virus existe, que mata, y mata mucho, y que hay que ir a por él, ahora el cómo… Son ya más de cinco millones de muertos en el mundo, la pregunta es si hay que neutralizarlo a cañonazos...

-¿Con el cáncer cómo se acaba?, radioterapia, quimioterapia, cirugía… ¿acaso con aspirinas? Pero ya no nos atrevemos a utilizar las palabras precisas para referirnos a realidades concretas, no vaya a ser que nos cancelen, como se dice ahora, antes era aplicarte la ley de Lynch… 

- Fíjate la que le ha caído a Almeida en Madrid por mentar a Almudena Grandes, sí, la de las risas por esos milicianos sudorosos que violaban a las monjas en la guerra civil…

-Pues lo que te decía. Todos estamos locos, pero no tanto como para admitir que sabemos muy poco de este virus. La tribu de los optimistas dice que en Semana Santa está muerto, o su incidencia es mínima, pero después cambiarán el discurso, y así. Los verdaderos populistas vienen a decir: no crean nada de lo que oigan y de lo que vean, créanme a mí, solo a mí, todo lo demás son bulos, y toda la corte toca los instrumentos musicales que tienen asignados y el coro ahoga alguna voz disonante del fondo.

- Cualquier día sacan a colación la física cuántica y la teoría de cuerdas para explicar la subida del precio de la energía eléctrica. Solo es cuestión de tiempo. Mira ahí abajo y te darás cuenta. El pueblo es feliz.

- La gente esperaba que fulano fuese fulano y cada uno representase el papel que se les supone en esta comedia, pero no, eso es engañarse, y muchos hasta lo saben, pero hacen como que no. Mira, ¿ves a aquel?, el segundo por la derecha, se ha arruinado y lo está celebrando, tiene, bueno, tenía, una asesoría, pero no quiere quedarse en casa llorando, quiere socializar…

- Me parecen zombis.

- No sé si los muertos vivientes somos nosotros. No estoy seguro.

Luis de Góngora escribió:

Que esté la bella casada

bien vestida y mal calzada,

bien puede ser;

mas que el bueno del marido

no sepa quien dio el vestido,

no puede ser.