Opinión | Marcaje en Corto

La investigación que Pellegrini nos plantea

Pellegrini

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Pierde el fútbol, pierde una sociedad supuestamente moderna, perdemos todos. Las imágenes que han dado la vuelta al mundo durante el derbi copero entre Betis y Sevilla son inadmisibles. Y no me refiero únicamente a ese palo que desde la grada voló hasta impactar en la cabeza de Jordán. Mido bien mis palabras, como el ingeniero Manuel Pellegrini, y considero que el palo al deporte más seguido en nuestro país fue doble.

El exentrenador malaguista aseguró después de que ayers u equipo eliminara al Sevilla: «No deslizo nada, me alegro mucho de que Jordán esté en su casa sin problemas. El daño al fútbol es muy grande y es un daño que hay que investigar».

Decía yo que el palo es doble, porque el carrusel de reacciones entre protagonistas a uno y otro lado del derbi fue absolutamente inadmisible. Y estamos en unos tiempos en los que las redes sociales, en concreto Twitter, empiezan a arrojar imágenes muy bochornosas.

Ni es conveniente que, como ha ocurrido durante las últimas semanas, las cuentas oficiales de los clubes oficiales sirvan para alentar conductas que desacrediten sobremanera al colectivo arbitral (de ciertos polvos llegan luego los lodos que terminan por generar violencia), ni los jugadores pueden o deben hablar sin la preceptiva presunción de inocencia de ciertas prácticas antideportivas.

Estoy de acuerdo con Pellegrini, acerca de que la imagen del fútbol ha quedado manchada y que una investigación es necesaria. Pero tampoco considero que fuera buena, con ese mismo objetivo, la imagen que el ingeniero protagonizó frente a frente con Lopetegui. A ambos se les vio discutir de forma acalorada y, como era previsible, luego se le preguntó en rueda de prensa sobre su homólogo en el banquillo sevillista.

«Hemos visto dos partidos distintos ayer y yo. Ayer tuvieron una oportunidad y embocaron, nosotros varias y no. Hoy tuvieron un cabezazo al poste en el 93, no me acuerdo de alguna otra ocasión clara. Nosotros hicimos un buen gol, otro anulado por fuera de juego... Creo que fue un partido disputado y el que hizo el gol ganó. Así como el año pasado jugando nosotros bastante mejor, hoy ganamos nosotros», alegó. Y en este sentido, el chileno se ha quitado cierto peso de encima, al batir al eterno rival en derbi.

Coincido igualmente con quien guió al Málaga CF hasta lograr su mayor sueño futbolístico, acariciar y merecer unas semifinales de Champions, cuando lamenta tener que volver a jugar sin público, después de toda una panemia con gradas vacías.

Pero de nuevo encuentro un error mayúsculo suyo, al analizar públicamente un episodio violento y rotundamente inadmisible con estas frases: «Yo vuelvo a reiterar que un tubo de plástico desde esa distancia no sé si puede producir tanto daño. Hay informes médicos... El daño al fútbol está hecho, hay que ver quiénes son los responsables partiendo por el repudio total a la persona que tuvo la estupidez de tirar eso al campo».

Fue muy triste volver a ver un estadio con capacidad para 50.000 espectadores absolutamente vacío. Y, en efecto, sólo los médicos podrían decir o no si el traumatismo craneoencefálico que Jordán sufrió tuvo su origen en el impacto. Pero de ahí a acusar al rival de haber construido una especie de parodia premeditada va un mundo.

Líbreme yo de hacer de abogado de unos u otros. Sólo lamento una espiral de errores, que desde hace semanas vuelven a tener en Twitter el peor caldo de cultivo para la justificación de conductas que deben estar fuera del deporte a estas alturas del siglo XXI. Por no hablar, por segundo lunes consecutivo, de un Djokovic que esta semana no podrá jugar el Abierto de Australia. Como más de un tenista ha denunciado en los últimos días, cuando lo extradeportivo deja en segundo plano al veradero espectáculo del deporte es que en algo estamos fallando.