Opinión | Notas de domingo

Misiones posibles

Iñaki Urdangarín.

Iñaki Urdangarín. / Jose María de Loma

Lunes. Me escribe un conocido, no es el único, diciéndome que me ha visto en el documental de Tele 5 que protagoniza Julián Muñoz. El caso es que se me ve, imágenes en bucle, muy cerca de Jesús Gil, hará veinte años por lo menos. Gil entrando a la Audiencia Provincial, hoy Hotel Miramar, para uno de sus juicios. Y me pregunta el conocido ¿eras guardaespaldas? El caso es que me hago con las imágenes. Y ahí estoy, yo, pero también decenas de fotógrafos, cámaras, policías, periodistas y curiosos. Todos muy apretados, Gil abriéndose paso. Una bulla. Me veo joven y fuertote. Muy serio. No me muevo mal y no me separo de él. Fantaseo con qué clase de guardaespaldas habría sido. Brusco, amable, hosco, diletante. Escolta. Yo, que la última torta la debí de dar en el colegio. Es curioso cómo te ves y cómo te ven los demás. Y tal y tal, que diría Gil. No me acuerdo de qué declaraciones me hizo. Nos hizo. Cubrí el juicio para este periódico. Lo que juzgué de jornada inolvidable ya la había olvidado.

Martes. La misión parece fácil teóricamente. Tengo que recoger a mi pequeño a las siete menos diez y tomar un autobús que pasa a trescientos metros del lugar a las siete en punto. Todo lo en punto que pasa un autobús. «Si no lo cogéis, ya no pasa otro hasta media hora después», me advierte Amaya. Dirigir un cohete a la luna me agobiaría menos. Temo fallar. Preferiría escribirle un prólogo a un enemigo, gastando todo un día de trabajo, a tener que superar estas pruebas de la cotidianeidad. Eso, contando con que lleve suelto para el bus. Ya subidos nos encontramos a bordo con Alfonso Vázquez, periodista de este diario, que va leyendo un libro de filosofía. Viene de hacer un reportaje. Vázquez es un reportero que siempre acude a los sitios y que conoce como pocos la ciudad. Pronto sacará novela. Cuando bajamos del autobús, Rafa, que en el trayecto estaba a lo suyo, principalmente a jugar a plantas versus zombies, me pregunta de repente, razonamiento infantil: Urdangarín tiene dos novias, o sea, ¿es un Don Juan?

Miércoles. La comisión de calles del Ayuntamiento de Málaga adjudica una a mi señor padre, Rafael de Loma. Estará en el barrio de Dos Hermanas. Tras una reflexión interior breve y nada original sobre la trascendencia, salgo de la redacción a caminar solo y a metabolizar la emoción. Escribo a la familia y a algunos de sus amigos, que se alegran mucho. Me dan ganas de gritar gracias a tanta gente. Ya me veo un día tomando un taxi por el sublime orgullo de decirle al conductor, lléveme a la calle Periodista Rafael de Loma. Joaquín Marín también tendrá una a su nombre, inolvidable y querido Joaquín, primer director de este diario, director antes de Canal Sur y diario Sur. Alegría.

Jueves. El desarrollo de un país se mide por el estado de higiene de los servicios de una gasolinera.

Viernes. He dormido mal. O debería decir he dormido poco. Hasta las tantas enganchado a ‘Un amor’ (Anagrama) de Sara Mesa. Es en apariencia un libro sencillo, de prosa directa, entretenido pero muy contundente. Breve. Un artefacto literario que engancha y que y te mantiene en vilo. Una mujer decide instalarse en un pequeñísimo pueblo. Es traductora. Todo son incomodidades. Hay un casero torvo y un vecino amable. Y uno al que apodan el alemán. Y pasan cosas. No pocas, que no se dicen pero que el lector imagina. Talento.

Tomo café con un dirigente del PSOE, que viene con bufanda y confidencias. Subo a la redacción. Reunión. Me nutro luego leyendo a varios columnistas y escribo esto mientras una compañera me informa de la imposibilidad de entrevistar a la hija, reconocida ya legalmente, de Gento. La han fichado para programas nacionales. «Hay muchas cosas que pagar», afirma la mujer. El martes la vi en Canal Sur. Cierta ley: no hay hijo que se parezca más al padre que el que no se quiere reconocer.