Datos e historias reales para la inclusión social

Hace apenas una semana conocíamos los resultados de impacto de uno de las iniciativas sociales que, tras más de una década de experiencia en Andalucía, puede decirse sin equivocación se ha convertido en referente para la integración sociolaboral de personas en situación de riesgo de exclusión social: el Programa Incorpora de Fundación la Caixa. Un balance que deja cifras concluyentes como los 1.254 puestos de trabajo generados a personas en situación de vulnerabilidad en Málaga durante 2021, la implicación de casi 500 empresas con valores y el trabajo técnico de una decena de organizaciones sociales comprometidas con la sociedad.

Para contextualizar estos datos, que no dejan de asombrarnos por su alcance al producirse en un momento económico y social tan complejo como el actual, marcado por la evolución de la pandemia, quería compartir algunas de las historias reales de las personas que están detrás de los números, casos de mujeres, hombres o familias al completo con todos sus miembros en paro que saben muy bien lo que supone vivir con muy pocos recursos, pertenecer a uno de eso que llamamos colectivos en riesgo de exclusión y cuánto tienen que esforzarse día a día para salir adelante, por lograr una oportunidad para su incorporación al mercado de trabajo y al conjunto de la sociedad.

Ramón, con más de 45 años, era una de esas personas azotadas por un desempleo de larga duración con quienes ha sido necesario iniciar un acompañamiento psicológico y emocional antes que cualquier itinerario de empleabilidad. Una situación parecida a la de Carmen, a pesar de su diferencia de edad (supera por poco la veintena), a la que el abandono temprano de los estudios y la falta de oportunidades le generaba una sensación de inseguridad sobre la que había que intervenir antes de cualquier otra cosa. Su actitud, su tremendo esfuerzo personal, afán de superación y el sentirse acompañados en todo momento han dado frutos con el paso de los meses. Su participación en iniciativas como los Puntos Formativos Incorpora o las líneas de retorno educativo Incorpora Joven conformaron en ambos casos el impulso que necesitaban para reciclarse profesionalmente, descubrir nuevas opciones de aprendizaje y empleabilidad y, lo que todavía es más importante, saber que realmente tienen la capacidad de superar cualquier situación adversa que les toque vivir.

En mi propio balance personal, tras un año intenso de verdadero trabajo en equipo, no sólo entre quienes formamos el área de Empleabilidad e Incorporación de Asociación Arrabal-AID sino entre el conjunto de profesionales de toda la red Incorpora, puedo contar cómo hemos sido útiles de verdad a personas que han pasado por la cárcel y han reconducido su vida, hombres y mujeres que encontraron una oportunidad tras años de paro, familias que han superado problemas económicos y sociales, jóvenes que han optado por desarrollar su propio modelo de negocio y personas que en un momento perdieron su vivienda, se encontraron en la calle y ahora cuentan con una alternativa habitacional a la que poder llamar hogar.

Son bastantes las historias en positivo que podría enumerar aquí, pero desgraciadamente son más las que todavía están por construir, personas que requieren de apoyo para salir de la exclusión y a las que no podemos dejar atrás, hombres y mujeres, familias con menores a su cargo, que claman por una oportunidad para cambiar sus vidas y salir del umbral de la pobreza en el que se encuentran. Una tarea de gran envergadura que requiere la implicación de toda la ciudadanía, el tejido empresarial y el conjunto de las administraciones. Sólo así, sumando esfuerzos y estableciendo una estrategia global, podremos lograr de verdad una sociedad justa e igualitaria.

Esther Mª Gaona Álvarez | Referente de Incorporación Laboral y E2O en Asociación Arrabal-AID