Opinión | Tribuna

Andalucía y sus empresas, construyendo el futuro

Nuestra región afronta, en este 2022, numerosos retos en diferentes ámbitos: en lo sanitario, en lo político, en lo social y en lo económico. Algunos de ellos vienen derivados de la pandemia sanitaria. Otros, sin embargo, provienen del propio desarrollo de nuestra región, y de la necesidad de afianzar nuestra posición estratégica para garantizar nuestra capacidad de reacción y ser competitivos en un entorno globalizado.

Nos encontramos, en definitiva, en un año crucial para despejar no pocas incertidumbres, y para afianzar el camino de la recuperación hasta el crecimiento. En concreto, desde el ámbito productivo, hemos de valorar lo mucho que nos ha enseñado esta coyuntura sobre nuestra realidad empresarial, un conocimiento que será muy útil para tener en cuenta en el proceso de recuperación económica. Y es que nuestro tejido empresarial, a pesar de las dificultades y de la gran pérdida de empresas y puesto de trabajo que sufrimos a raíz de la pandemia, ha mantenido intacto su espíritu emprendedor y su capacidad de liderazgo en ámbitos estratégicos, como el exportador.

También la crisis sanitaria ha supuesto un acelerador para dinámicas que ya estaban presentes en nuestras empresas, pero que se han visto fuertemente impulsadas en este último periodo. Entre ellas destacan el teletrabajo y el comercio electrónico, hasta el punto que empresas que no tenían implantado su negocio en entornos digitales tuvieron que hacer un esfuerzo ímprobo de adaptación a las circunstancias sobrevenidas. Y con el auge de la transformación digital han aparecido nuevos productos, servicios y modelos de negocio, junto con una mayor preocupación por la ciberseguridad. Un elemento básico para operar en internet, que se ha de tener también muy en cuenta.

Mención destacada merece la función social de las empresas, más importante que nunca en momentos complejos: si ya era una seña identitaria del tejido empresarial andaluz, desde marzo de 2020 han sido numerosísimas las acciones solidarias que las empresas, de todos los tamaños y sectores, han puesto en marcha.

Pero, a pesar de estos datos favorables, no podemos soslayar que estamos lejos de volver a la situación pre-pandemia: nuestras empresas necesitan recuperarse, necesitan tiempo. Para ello, es importante contar con un entorno propicio a la actividad productiva y favorable a la atracción de inversiones, que favorezca la permanencia y la coexistencia de más empresas, con mayor tamaño, y con capacidad para diversificar su actividad en mayor medida.

Y, para que esto sea posible, se debe generar un escenario de seguridad, de confianza, porque a esta crisis sanitaria aún no le vislumbramos un final preciso. En este marco habrá que desarrollar, bajo el auspicio del Diálogo Social, la estrategia destinada a la recuperación y el desarrollo de Andalucía.

Más en concreto, se hace necesario estudiar medidas de impulso a través de líneas de apoyo específicas por sectores, que pasan por reducir cargas administrativas, potenciar el acceso a crédito bancario y extrabancario e incentivar la colaboración público-privada, la digitalización, la innovación y la internacionalización.

En esta tarea, han de jugar un papel destacado los Fondos Next Generation de la Unión Europea, que vienen a resaltar la importancia de la colaboración público-privada y la planificación para el futuro. Unos fondos que han de ser permeables al conjunto de nuestro tejido productivo, beneficiando a todos los sectores y empresas que lo necesitan.

En otro orden de cosas, en otros países de Europa han existido más moratorias fiscales y de cotizaciones. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado reducir los impuestos sobre el empleo (cotizaciones sociales), y otros Estados han bajado el IVA del turismo. Hace falta incentivar la demanda, y por esa razón es importante reducir los impuestos de forma general. Debemos hacer un esfuerzo en controlar la economía sumergida e incrementar la recaudación sin subir la presión fiscal.

También en el ámbito económico, a lo largo de 2022 será clave afrontar una adecuada gestión de los costes energéticos y del encarecimiento de las materias primas, factores que impactan sobre la productividad y la competitividad, y, en suma, sobre la calidad de vida de los ciudadanos.

Y resulta obligado, ahora más que nunca, impulsar medidas convergentes con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de Naciones Unidas. Es el momento de seguir apostando por un crecimiento sostenible, inclusivo e integrador, en el que la función social de la empresa alcanza su máximo exponente. Son muchos los casos de entrega y de compromiso social que se vienen dando por parte de nuestro tejido productivo, y esta conducta debe ser reconocida y visible, como elemento identitario de nuestras empresas.

Para concluir, es evidente que el camino a la plena recuperación y al crecimiento incluye obstáculos. Aún no hemos dado por terminada la pandemia sanitaria, y ello conlleva incertidumbres. Contamos, sin embargo, con grandes empresas y empresarios andaluces, comprometidos con nuestro territorio, con capacidad de trabajo y con una amplia visión de lo que deseamos construir en los tiempos venideros. De su mano, Andalucía camina hacia el futuro.

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